miércoles, 20 de enero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 25 de abril , martes ( 44 )

El destello de una espada en la oscuridad de la sala contigua me puso en guardia . Respiré aliviado al identificar a su portador . Santiago , con las facciones endurecidas , avanzó hacia nosotros . Al reconocerme devolvió el gladius a la faja  . Detrás , procedente tamnién  de la misteriosa estancia  , se presentó el Zebedeo . Le observé sin disimulo . La espada le temblaba  en la mano izquierda  . Sudaba copiosamente  y , con la mirada perdida , parecía hablar consigo mismo . Experimenté la necesidadde auxiliarle . Con toda probabilidad era victima de un shok . Aparté cariñosamente  a María pero , cuando me disponía a llegar hasta el impulsivo y malparado << hijo del trueno >> , el ahora << cabeza de familia >> se interpuso y colocando sus manos sobre mis hombros  me suplicó perdón . Me estremecí al recordar aquel gesto ... Era uno de los entrañables hábitos  del Maestro . Pero Santiago no pudo percibir el escalofrío que me recorrió las entrañas . Y negando con la cabeza resté importancia a lo ocurrido . Acto seguido me formuló una pregunta que , en buena medida , me tranquilizó :
- ¿ Qué ha ocurrido ahí fuera ?
Eso significaba que Jacobo , ahora vigilante  en el terrado , no había sido testigo del último suceso.
Improvisé una respuesta , cumpliendo - en parte con la verdad -
- Sin causa aparente - manifesté - , dos de los individuos han caído como muertos ....
- Pero...
Las dudas de Santiago murieron en la penumbra . El Zebedeo no le permitió terminar . Adelantándose , sin dejar de blandir la espada  , comenzó a reír nerviosamente  , balbuceando un monocorde << Dios es justo >> Santiago , sin inmutarse ante el ataque de Histeria de Juan , hizo una señal a su madre . Y María , tragándose las lágrimas , se dirigió al rincon de las ánforas .
- Dios es justo ...
El signo de complicidad me hizo pensar que aquella psiconeurosis  , con pérdida de control sobre los actos  y emociones , no era una novedad para el grupo.
Y en un momento de descuido, el hermano del Maestro hizo presa en la mano que empuñaba el arma . Y con una delicada pero decidida contundencia  le arrebató el afilado hierro . El discípulo , ajeno a lo que le rodeaba , no puso resistencia . Y con los ojos vidriosos  cambió de la risa al llanto . Y clavándose de rodillas sobre las esteras prosiguió con su obsesiva retahila :
- Dios es justo y ha humillado al impuero .... Dios es justo .
Auxiliada por Ruth , la Señora abrió la boca del Zebedeo , obligandole a ingerir un vino negro y espeso.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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