viernes, 22 de enero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 25 de abril , martes ( 52 )

Y quien esto escribe  , contagiado por el torbellino de besos  , caricias y dulces y tranquilizadoras palabras de los cinco , no pudo evitar que sus ojos parpadearan con frenesí , en una pelea a brazo partido con unas lágrimas casi desconocidaspara este solitario entre los solitarios  . Y apretando las mandíbulas fui a descargar la tensión en la << vara de Moisés >> . Con tan mala fortuna que , al crispar los dedos sobre el cayado  , pulsé involuntariamente  el dispositivo del láser de alta energía  , que se proyectó a dos cuartas de las sandalias de Jacobo . Y un humillo enano y blanquecino me dio la pista del impacto . Maldiciendo mi torpeza salté hacia el abstraido esposo de Miriam , pisando y ocultando el pequeño círculo de in milímetro escaso de diámetro que había aparecido en la estera . Jacobo , al encontrarse tan inxplicable y violentamente encarado al larguirucho griego , volvió en si y , mirándome atónito , buscó la razón . La estúpida mueca  que leyó en mi rostro le confundió del todo . Creo que reaccioné  , sonriendo . Y la necedad , esta vez , se propagó a mis ojos y lengua .
- ¡ Aleluya ! - grité . soltando lo primero que acudió a mi cerebro .
La expresión de júbilo - un tanto fuera de lugar - enarcó las cejas del cada vez más perplejo judío . Y cuando , supongo , se disponía  a responderme , un hilo de humo y un parejo y desabrido tufo a espadaña quemada afloraron traidores bajo el calzado.
Jacobo , sin dejar de mirarme , olfateó confuso . Creí desmayarme . La potencia del láser de gas . capaz de taladrar una plancha de acero de trece milímetros en cuatro segundos  - había destrozado aquella zona de la alfombra .
Lívido , retrocedí . ¿ Qué podía hacer ? Y el bueno de Jacobo , al descubrir a sus pies el humillo y el negro cerco , se apretó contra el muro de obra . Y alzando los ojos  , buscó el origen del fuego en las oscuras vigas de la techumbre . Al no hallarlo giró la cabeza a uno y otro lado con idéntico  éxito . Y entreabriendo los labios fue a posar sus desorbitados ojos en los mios , aullando :
- ¡ Fuego !
Allí concluyó el abrazo familiar . Maria y el resto se precipitaron sobre la porción de estera que este inutil , en un nuevo y desesperado intebto , trataba de sofocar . Y el cielo quiso que , al fin , el chamuscado cediese . No así la peste . Santiago y las mujeres  , inclinados  alrededor de la quemadura  , no terminaban de entender  lo sucedido . Pero María  , tras un minucioso examen  del orificio , me buscó con la mirada  . Palidecí . Y del susto y la perplejidad , mi << complice >> varió a una radiante paz . No preguntó el porqué . Y guiñandome un ojo sonrió feliz , segura de que mi << poder y presencia >> eran el mejor de las protecciones para ella y los suyos . Tampoco repliqué  ni me aventuré en excusa o comentario alguno . Era mejor así . Y batiendo palmas reclamó la atención general..
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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