martes, 19 de enero de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 25 de abril , martes ( 39 )

La vi llegar y minimizar las prudentes advertencias de su yerno y de Mirian . Y tozuda  como una mula  se alzó varias veces , mostrándonos  la humilde estancia  y recordando a los presentes  que << aquel lugar había sido bendecido por el ángel de Dios >>.
y en ello estábamos  cuando , de improviso , el lejano y prácticamente  olvidado parlamento del Zebedeo fue a transformarse en un entrecortado  y confuso vocerío . Santiago y Jacobo se miraron alarmados  . Ruth y Esta palidecieron , aferrándose al unisono a los brazos de María  . La Señora , fría y resuelta  , hizo un gesto a su hija  Mirian , indicándole  que se asomara  . Y la joven , valiente como su madre , se apresuró a obedecer . Jacobo la dejó llegar a la puerta pero , al escuchar algunas secas y dolorosas imprecaciones contra su fallecido amigo , saltó como un leopardo , arrastrando en su cólera a Santiago . Y obligando a su esposa a entrar en la habitación  se recortó a un palmo de la entrada  , hombro con hombro con su cuñado . Despacio y cautelosamente  fui tras ellos , asomándome  al exterior . Lo que vi y escuché fue un galimatías  de improperios y amenazas entre los grupos . A nuestra izquierda  , arropando a un Juan Zebedeo  en pie sobre la escalera y fuera de sí , gritaba una decena de vecinos , mujeres en su mayoria , insultando a la veintena restante  . Estos últimos  , que no iban a la zaga  en lo que a maldiciones se refiere  , blandían sus bastones  en el aire  , escupiendo sobre la pequeña  franja  de tierra  que los separaba  . Unos y otros  , en un vano empeño de aplastar las voces de los contrarios  a base de elevar el tono y la corrosión de sus insultos , se acusaban de << malnacidos , esclavos de un borracho saduceo , amigos de un carpintero al servicio de Roma , traidores a la ley y visionarios >>, entre otras lindezas ...
Quizá lo más triste de aquella  - de momento - batalla dialéctica fue asistir a la total descomposición  de la lámina del Zebedeo . No podía  creer lo que estaba presenciando . Juan , histérico , con los ojos desencajados  , levantando lo brazos  al cielo y berreando como un poseso << exigió de la justicia divina  que arrasara aquel impío pueblo con el azufre y el fuego que abatió a Sodoma >>. Y lo que no habían conseguido las sensatas y reiteradas peticiones de paz por parte de Jacobo y de Santiago lo alcanzó aquella loca invocación . Las gargantas , todas , se apagaron , como fulminadas . Santiago y su compañero , conscientes  de los gravísimos  efectos  que podía  acarrear tan insensata  provocación , se abrieron paso entre los silenciosos  y perplejos vecinos  . Y sin el menor miramiento echaron mano de la túnica  del enloquecido Zebedeo , arrastrándole hasta la puerta de la casa . Una vez allí , Santiago , con el semblante descompuesto, se limitó a empujarle  , introduciéndole en la penumbra  de la estancia . Y al punto , desenvainando la espada , fue a clavarla a sus pies , clamando en los siguientes términos :
- Os ruego que disculpéis la ira de nuestro amigo .... No fue ése el espíritu de mi Hermano y Maestro ... Pero también os aviso : ésta es nuestra tierra  ....- Y señalando el gladius  que cimbreaba  plateado añadió con firmeza - :... Y si es menester , nos defenderemos de los reptiles que anidan en Nazaret .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio martinez

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