La irrupción de Jacobo , anunciando que la calle continuaba despejada , aceleró los planes de Santiago . Y enconmendando a su cuñado la custodia de los suyos obligó a Juan a incorporarse . Y tomándole por un brazo cargó con él , desapareciendo en la negrura de la pieza contigua . Esta , su mujer , con una templanza admirable , besó a María , susrrandole que regresaría de inmediato . Poco después averiguaría que , en previsión , de males mayores , la familia había optado por esconder al Zebedeo en la casa de Santiago , al oeste de la aldea , muy próxima al taller del fallecido alfarero .
Y Jacobo , depositando en mi su confianza , anunció que retornaba al terrado , advirtiendo qué , vajo ningún copcepto , franqueáramos la puerta . Las mujeres asintieron , arropando a su madre . Y en un gesto de hospitalidad - no se si tratando de compensarme por el involuntario descuido de hijos al dejarme a merced de los vecinos -, María , secas las mejillas y controlado el pemple , me rogó que tuviera a bien tomar posesión de su humilde casa . Le sonreí , honrado por lo que aquella invitación significaba para mi y feliz por su pronta recuperación . Y de buen grado acepté el tazón de vino que la temblorosa y doliente Ruth tuvo a bien ofrecerme .
No sé por qué lo hice . Pero , dejandome llevar por un íntimo y xcristalino sentimiento , acaricié las largas y finas manos de la muchacha , expresándole con una firmeza i,propia de este siempre vacilante pecador :
- No temas . Yo os protegeré ..., hasta el regreso de tu hermano .
Quizá me arrepentí un segundo después . Quizá no . Poco importa . Lo único que recuerdo con claridad es que , olvidando las normas , quien esto escribe hubiera dado su vida por salvaguardar las de aquellas indefensas y atemorizadas mujeres .
Y la Señora , al percibir la sinceridad de mis palabras , me invadió con la mirada . Fue la misma que cruzáramos en la caravana de Murashu . Y supe que había llegado el momento . Y ella , quizá antes que yo , también lo supo . Y con sulalmendrados ojos verdes fijos en mi ordenó a sus hijas que << vigilaran la puerta de atrás >>.
- Jasón , amigo - manifestó nada más desparecer Mirián y Ruth -, eres un hombre extraño . En verdad que ninguno de nosotros acierta a entender tu singular hacer ... Además , ¿ por qué tengo la sensación de conocerte ? ¿ Por que me resultas tan familiar?
Autor : J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y Jacobo , depositando en mi su confianza , anunció que retornaba al terrado , advirtiendo qué , vajo ningún copcepto , franqueáramos la puerta . Las mujeres asintieron , arropando a su madre . Y en un gesto de hospitalidad - no se si tratando de compensarme por el involuntario descuido de hijos al dejarme a merced de los vecinos -, María , secas las mejillas y controlado el pemple , me rogó que tuviera a bien tomar posesión de su humilde casa . Le sonreí , honrado por lo que aquella invitación significaba para mi y feliz por su pronta recuperación . Y de buen grado acepté el tazón de vino que la temblorosa y doliente Ruth tuvo a bien ofrecerme .
No sé por qué lo hice . Pero , dejandome llevar por un íntimo y xcristalino sentimiento , acaricié las largas y finas manos de la muchacha , expresándole con una firmeza i,propia de este siempre vacilante pecador :
- No temas . Yo os protegeré ..., hasta el regreso de tu hermano .
Quizá me arrepentí un segundo después . Quizá no . Poco importa . Lo único que recuerdo con claridad es que , olvidando las normas , quien esto escribe hubiera dado su vida por salvaguardar las de aquellas indefensas y atemorizadas mujeres .
Y la Señora , al percibir la sinceridad de mis palabras , me invadió con la mirada . Fue la misma que cruzáramos en la caravana de Murashu . Y supe que había llegado el momento . Y ella , quizá antes que yo , también lo supo . Y con sulalmendrados ojos verdes fijos en mi ordenó a sus hijas que << vigilaran la puerta de atrás >>.
- Jasón , amigo - manifestó nada más desparecer Mirián y Ruth -, eres un hombre extraño . En verdad que ninguno de nosotros acierta a entender tu singular hacer ... Además , ¿ por qué tengo la sensación de conocerte ? ¿ Por que me resultas tan familiar?
Autor : J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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