jueves, 19 de mayo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - del 4 al 14 de mayo ( 63 )

Un par de secos y decididos golpes en la puerta suspendieron las atentas observaciones . Y antes de acertar a reaccionar  , una tímida y amarilla candela empujó la penumbra . Detrás , mudos y teverenciosos , aparecieron dos sirvientes . Uno , el que portaba la lucerna , me resultó familiar . La considerable estatura y la llamativa y larga melena rubia me trasladaron  ala torre Antonia , en Jerusalén . Sí , aquél era el esclavo galo que nos sirvió en el triclinium o comedor secreto y por el que Poncio dijo haber pagado la nada despreciable suma de mil sestercios ( unos ciento sesenta y seis denarios de plata ).
Y como algo habitual procedió a cebar los grandes falos de arcilla repartidos por la estancia y que hacían las veces de lámparas .
El críado más bajo , sosteniendo una bandeja repleta de fruta , aguardó a que su compañero ultimara e3l encendido de las diez o doce lucernas de aceite . Acto seguido depositó en una de las mesas las generosas raciones de dátiles , piñones , nueces de terebinto , almendras , higossecos y tappuah ( una especie de albaricoques enanos , dulcisimos e importados de Asia ).
Y el galo , con una osadía casi insultante , me inspeccionó de arriba a bajo . Dio una vuelta completa a mi alrededor y , sin más explicaciones , inclinó la cabeza , retirándose .
El segundo individuo comprobó el estado del edredón y de los almohadones que formaban el << colchón >> de la inmensa cama y , satisfecho , siguió los pasos del rubio .
E intrigado y un tanto molesto por la impertinente actitud del sirviente de la melena , dediqué unos minutos a la inspección de seguridad de la suntuosa suite .
Poncio , al parecer , había destinado doce dependencias a otras tantas habitaciones de invitados . Y cada una , nominada con el correspondiente signo del zodiaco .
Al salvar el cortinaje , como decía , quedé nuevamente deslumbrado . Aquello no era una pasión . Aquel derroche sólo podía obedecer a una mente obstruida y distanciada .
Ante mí se abrió un dormitorio de ocho metros de lado , primorosamente revestido en mármol rojo , con una techumbre empanelada en marfil . Y en el centro del techo , en granito negro , un monumental y fino relieve de la suprema y universal diosa Isis , arrodillada y con las alas desplegadas.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto