martes, 10 de mayo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - del 4 al 14 de mayo ( 29 )

Y caballos y jinetes agradecimos la umbría . Y durante poco más de media hora disfruté con el perfume y la música de la espesura y el obstinado juego del sol entre los árboles . Una masa boscosa en permanente competencia , aunque dominada por el incorruptible berosh ( nombre genérico dado por los judíos  a las tres especies de cipreses siempreverdes ) , el sagrado y majestuoso allon o roble del Tabor , el tidhar o durillo de flores blancas ( la << gloria del Carmelo >> ) , el tirzah o pino piñonero , con sus protectoras copas en forma de sombrilla , y su hermano , el Etz shemen , el pino de Alepo, también << orgullo del Carmelo >> , con las olorosas y rezumantes cortezas saturadas de taninos . Y comprobé con asombro la extraordinaria  proliferación de ardillas << pelirrojas >> , asomándose curiosas y confiadas a nuestro paso o mordisqueando indiferentes entre el ramaje el rico surtido de bayas . Y aquí y allá , escapando , palmoteando y replicando a los trinos de escondidos congéneres , bandadas de palomas bravías , certeros vencejos de timones circulares , gorriones  << chillones >> adornados de plata y , sobre todo , las serenas bonelli , las águilas de << trajes >> blancos y moteados , adiestrando a las crías en los profundos desfiladeros . El espectáculo me sobrecogió . Cada bonelli portaba sobre las alas a uno de los polluelos  , dejándolo caer desde trescientos o cuatrocientos metros . Y el aguilucho , aterrorizado , batía los cortos remos , en un vano intento de vencer la gravedad . Y a un centenar de metros de la vaguada , cuando el desastre parecía inevitable , la madre plegaba las alas , dirigiéndose en picado hacia la inexperta cría . Y con una precisión impecable la atrapaba entre las garras , remontando el vuelo hacia el nido . Y vuelta a empezar hasta que el pollo conseguía valerse por sí mismo . Y empecé a intir el porqué del profundo amor del Maestro por aquella hermosa y desprendida naturaleza .
Pero la diversión fue súbitamente interrumpida . En uno de los recodos apareció ante nosotros una pequeña fortificación con altos muros de piedra caliza y una torre igualmente blanca y aparentemente desproporcionada . En un primer momento no entendí la razón de aquellos casi veinte metros de altura . Pronto lo averiguaría . Y quedaría nuevamente maravillado ante el ingenio de aquel ejército.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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