martes, 10 de mayo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - del 4 al 14 de mayo ( 30 )

El lugar recibía  el nombre de Capercotnei.  Se trataba , en realidad , de un modesto puesto de vigilancia y una estación de avituallamiento y descanso para las tropas que iban o nenían de la costa mediterránea al yam . La privilegiada ubicación  - en una cota de quinientos metros  - permitía el control de la gran llanura que acabábamos  de cruzar y de la ruta que descendía  por el sur al encuentro con la plataforma costera de Shron.
Y el decurión , alzando la pica , dio orden de desmontar . Y al punto fuimos rodeados  por varios de los infantes  de servicio en el fortín . Intercambiaron algunas palabras y , haciéndose cargo de los caballos  , los condujeron al interior . Y el decurión se fue tras ellos . Y siguiendo el ejemplo de los jinetes , me acomodé a la sombra de los corpulentos  robles , aprovechando el respiro para reponer fuerzas . Los hombres , en silencio , abandonaron los contus y escudos y , desembarazándose de los pesados cascos de hierro , limpiaron con los dedos los chorros de sudor que resbalaban por sienes , mejillas y cuellos.
Y tomando las cebollas , vencida la inicial resistencia , fui a repartirlas entre los impenetrables soldados . Ni uno solo sonrió o dio las gracias . Se limitaron a trocearlas con una de las largas espadas , devorándolas o sorbiendo el jugo con avidez . Y con una frialdad e indiferencia  pasmosa terminaron con las existencias , dejando a quien esto escribe  con un palmo de narices . Al poco , sin embargo , tres de los mercenarios destinados en la colina se aproximaban al grupo , proporcionándonos sendas raciones de cecina y posca en abundancia . Rechacé el agua con vinagre , aceptando un menguado tajo de aquella carne salada y desecada .
Y en esos instants , algo brilló en lo alto del torreón . Y comprendí el porqué de la supuestamente exagerada altitud de la construcción .Cuatro soldados , entre los que distinguí al decurión , manipulaban una enorme y pulida plancha cuadrada de bronce de unos dos metros de lado . Y dirigiéndola hacia el sudoeste , inclinándola ligeramente , procedieron a reflejar la luz solar , lanzando una serie de << lamparazos >> que , obviamente , no supe descifrar .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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