lunes, 9 de mayo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - del 4 al 14 de mayo ( 23 )

Y el recelo se asomó a los curtidos ánimos . Pero la << oferta >> - así planteada - parecía tentadora .
Y sin comprometerse supeditaron la decisión final al resultado de << esa demostración mágica >>.
Acepté sumiso . Y rogando que me acompañaran , fui a situarlos en las proximidades del portalón . Los centinelas , ajenos a la maquinación , siguieron los movimientos con curiosidad.
Y procurando alimentar el suspense me dirigí de nieuvo , a grandes zancadas , hacia las datileras .
Treinta metros...
Examiné los tallos . Los estípites aparecían cubiertos desde la base por hojas desecadas . Parecía claro .
Alcé la vista , confirmando la primera impresión : hojas pennadas , ascendentes , arcuadas , glaucas , segmentos lineoacuminados con pequeñas espinas y formando una corona terminal . Flores inconspicuas ... En cuanto al fruto , casi estaba seguro . Pero surgió una horrible duda . Si no afinaba en el tipo exacto de palmera , el << truco >> fracasaría y yo con él .
Y la angustia me golpeó . El género phoenix incluye alrededor de treinta especies . ¿ Se trataba de la dactylifera , como así creía , o la canariensis ? Esta última  , bastante común también en la Palestina de Jesús de Nazaret , poseía un yallo más tosco y unos segmentos foliares más anchos y rígidos , con un color verde más brillante . Disponía igualmente de fruto , pero sólo el de la dactylifera es comestible .
Y contrariado tuve que volver sobre mis pasos , formulando a los centuriones una pregunta vital y un tanto extraña : ¿ eran sabrosos los dátiles  de aquellas palmeras ?
Y perplejos respondieron con un << excelente >> que alivió mi corazón . Sonreí agradecido , espesando sin querer el ya denso misterio que me envolvía .
Estaba , pues , en lo cierto . Los airosos ejemplares eran de la especie dactylifera .
Regresé junto a mi << objetivo  >> y , adornando la nueva inspección con teatrales levantamientos de brazos , rodeé las palmas por dos veces . En la segunda vuelta me detuve y permanecí unos instantes semioculto por el alto brocal y los troncos .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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