La fragante y luminosa ladera me tranquilizó . Intenté explicarle el asunto del extraño silencio , pero , en realidad , qué importaba ya . Además , todo había vuelto a la normalidad : los ruidos , el sumbar de los insectos , el gorjeo de las aves ...
CFon paso decidido , Eliseo enfiló el camino de la cumbre . Yo no salía de mi asombro . ¿ Qué había sido de su timidez ? Le seguí y , al situarme a su altura , le observé de soslayo . La mirada parecía magnetizada hacia el Hombre .Creí distiguir en su rostro - extremadamente pálido - una contenida mueca de desafío y desconfianza . Inmóvil como una estatua , el maestro nos contemplaba desde la cima . Yo notaba la fuerza m el calor , de sus ojos .
A unos cincuenta pasos , Eliseo se detuvo . Su faz , a tan corta distancia del Resucitado , cambió bruscamente . La mandíbula se distendió . Exhaló el aire con violencia y , sin dejar de mirarle , exclamó sin voz :
- ¡ No puedo , Jasón ! ... ¡ Tengo miedo !
En aquel loco baile de sentimientos y sensaciones comprendí que era mi turno . Los aparentemente sólidos ánimos de mi compatriota se habían venido abajo . Lo comprendí . Y una poderosa fuerza se instaló en espíritu , quilibrando la balanza .
- ¡ No puedo !...
En las sienes de Eliseo brotó un copioso sudor . Sus labios temblorosos , sólo acertaban a repetir aquel lastimero << No puedo >> . Le obligué a desviar sus ojos hacia mi y , señalándole la cumbre , le grité , intentando contrarrestar su pánico:
- ¡ Merece la pena !.. ¡ ese Hombre es lo más sublime que jamás hayas conocido !
Parpadeó indeciso . y tomándole del brazo le arrastré hacia las altas hierbas que coronaban el promontorio . Según me confesaría más tarde , aquellos últimos metros los hizo como un robot , sin poder desclavar su mirada de la del gigante .
- Todo era muy confuso , Jasón . El miedo a lo desconocido me tenía trabado . Pero al mismo tiempo , algo tiraba de mi ser ( y no precisamente tú ) , deseoso de conocerle .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
CFon paso decidido , Eliseo enfiló el camino de la cumbre . Yo no salía de mi asombro . ¿ Qué había sido de su timidez ? Le seguí y , al situarme a su altura , le observé de soslayo . La mirada parecía magnetizada hacia el Hombre .Creí distiguir en su rostro - extremadamente pálido - una contenida mueca de desafío y desconfianza . Inmóvil como una estatua , el maestro nos contemplaba desde la cima . Yo notaba la fuerza m el calor , de sus ojos .
A unos cincuenta pasos , Eliseo se detuvo . Su faz , a tan corta distancia del Resucitado , cambió bruscamente . La mandíbula se distendió . Exhaló el aire con violencia y , sin dejar de mirarle , exclamó sin voz :
- ¡ No puedo , Jasón ! ... ¡ Tengo miedo !
En aquel loco baile de sentimientos y sensaciones comprendí que era mi turno . Los aparentemente sólidos ánimos de mi compatriota se habían venido abajo . Lo comprendí . Y una poderosa fuerza se instaló en espíritu , quilibrando la balanza .
- ¡ No puedo !...
En las sienes de Eliseo brotó un copioso sudor . Sus labios temblorosos , sólo acertaban a repetir aquel lastimero << No puedo >> . Le obligué a desviar sus ojos hacia mi y , señalándole la cumbre , le grité , intentando contrarrestar su pánico:
- ¡ Merece la pena !.. ¡ ese Hombre es lo más sublime que jamás hayas conocido !
Parpadeó indeciso . y tomándole del brazo le arrastré hacia las altas hierbas que coronaban el promontorio . Según me confesaría más tarde , aquellos últimos metros los hizo como un robot , sin poder desclavar su mirada de la del gigante .
- Todo era muy confuso , Jasón . El miedo a lo desconocido me tenía trabado . Pero al mismo tiempo , algo tiraba de mi ser ( y no precisamente tú ) , deseoso de conocerle .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
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