martes, 1 de diciembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 3 - 21 de abril , viernes ( 42 )

Pero sigamos con los acontecimientos .
Durante un buen rato , hasta que las brasas terminaron por consumirse , los diez y el joven Juan Marcos permanecieron en círculo , cabizbajos y silenciosos . Repito : nadie , a excepción del impetuoso Pedro , abrió su corazón al resto .
Mi señal al Módulo - anunciando el final de la operación - fue casi innecesaria . Una vez desaparido el Maestro , Eliseo procedió al inmediato retorno del << ojo de Curtiss >> Y lentamente descendí los peldaños , reincorporándome al melancólico y taciturno grupo . Al fin , a eso de las 10,30 horas , Andrés , alzándose , acabó con la situación . En esos momentos  , yo ignoraba lo hablado con el rabí , así como la orden de ir a la búsqueda de Simón , El Zelote . En consecuencia , me mantuve en un discreto segundo plano . Fue el benjamín de los Marcos  quien me dio la noticia  sobre la anunciada segunda aparición en la montaña  de la ordenación . Y , como decia , al preguntar , algunos de los íntimos señalaron hacia el norte de Nahum . Minutos más tarde , salvo Juan Zebedeo , los gemelos y Juan Marcos , el resto embarcaba con una doble misión : proceder a la venta  del pescado y localizar al Zelote . Acepté la invitación de Santiago y , embarcandome  en la más pequeña de las barcas , crucé aquella zona del lago , rumbo al puerto de Nahum . Conforme nos alejábamos  de Saidan , un pensamiento fue ganando terreno en mi corazón . Resultaba duro de aceptar , pero asi estaban las cosas : una de las personas  que más intensamente hubiera deseado ver y escuchar al Maestro - su madre - había permanecido al margen .
Las dos millas largas que separaban ambos puertos  fueron cubiertas sin contratiempos . Atracamos  en uno de los muelles  verticales del flanco oeste de Nahum  y , de inmediato , Andrés y Pedro saltaron a tierra  , perdiéndose en el tumulto de la ciudad , a la zz caza y captura >> del desertor . El pescado fue descargado  y Santiago de Zebedeo , como jefe y responsable  , procedió a los obligados regateos  y porfías , obteniendo el final por los setenta kilos de tilapias  y barbos ( unas dieciséis piezas fueron reservadas para el consumo de los discípulos y sus familias ) un totalde ocho denarios . Refunfuñando por lo que calificó de << robo y miserable pérdida de tiempo >> , el sais guardó el producto de la venta , aprovechando la breve  estancia en Nahum para << echar un vistazo >> al negocio familiar : el astillero .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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