El golpe , por fortuna , no revestía trascendencia . Sin embargo , en previsión de una siempre posible infección , le apliqué , tópicamente , un antibiótico de penetración rápida ( fusidato sódico ) y una dosis de recuerdo , por via subcutánea , antitetánica . Casi no volvimos hablar de aquel lamentable incidente . Eso sí : nos sirvió de lección . A partir de entonces , por muy nimias e inrascendente que pudieran ser o parecer , nuestras acciones fueron sometidas a una exposición y análisis previos . En cada momento de la exploración supimos donde se hallaba el otro , con qué ogjetivos y cuáles eran los límites geográficos y temporales de cada maniobra . Aun así - no nos engañemos -, hubo sus más y sus menos ...
Aunque la recuperación de Eliseo fue rápida , el resto de la jornada no fue fácil para quien esto escribe . Mis propósitos de viajar a Nazaret a la mañana siguiente se tambalearon . No me atrevía a dejarle solo . Y no por miedoa que cometiera otra torpeza - yo era mucho peor en ese sentido -, sino ante la dudab de que se presentase cualquiera de las numerosas formas de tétanos conocidas . ( Las heridas , en general , son susceptibles de este tipo de infección . Tanto si las ha provocado una arma como el impacto con una piedra , hueso , etc. En especial si se han visto contaminadas por la tierra o el estiércol . )
Mi turbio silencio no pasó inavertido . Y al requerir información sobre mi estancia en Saidan percibio la causa de mi inquietud . Eliseo no buscó convencerme o animarme para que continuara con el plan previsto . En silencio , con gesto decidido , puso manos a la obra , preparando el equipaje .
Le dejé hacer . Yo sabía que , una vez tomada una decisión , difícilmente rectificaba . Por supuesto , aunque tampoco le dije nada , yo también adopté una resolución : esperaría al amanecer del lunes . Si su estado inspiraba confianza , partiría . En caso contrario , nada ni nadie me obligaría a seguir a la Señora y al Zebedeo.
En realidad , el pequeño saco de viaje que debía cargar no contenía gran cosa : Un par de sandalias de respuesto , una frugal partida de frutos secos ( de alto poder calórico ) - higos prensados , pasas y nueces , fundamentalmente -, una calabazo ahucada con la pertinente ración de agua previamente filtrada y hervida y , eso sí , una docena de fármacos , perfectamente camuflada en sendas ampolletas de arcilla . En la bolsa de hule que colgaba del ceñidor , lo acostumbrado : las << crótalos >> , los dineros - cada vez más mermados - y el último y todavía inédito salvoconducto de Poncio
Puesto a punto el patate , nos miramos en silencio . Creo que ambos sabíamos de los pensamientos del otro . Pero , muertos de cansancio y fulminados por las emociones del día , nos retiramos a las literas , dejando que fuera el Destino - como tantas veces - quien marcara la pauta a seguir . Y el destino , una vez más , se mostró férreo e inflexible .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
¡ FELIZ NAVIDAD !
Aunque la recuperación de Eliseo fue rápida , el resto de la jornada no fue fácil para quien esto escribe . Mis propósitos de viajar a Nazaret a la mañana siguiente se tambalearon . No me atrevía a dejarle solo . Y no por miedoa que cometiera otra torpeza - yo era mucho peor en ese sentido -, sino ante la dudab de que se presentase cualquiera de las numerosas formas de tétanos conocidas . ( Las heridas , en general , son susceptibles de este tipo de infección . Tanto si las ha provocado una arma como el impacto con una piedra , hueso , etc. En especial si se han visto contaminadas por la tierra o el estiércol . )
Mi turbio silencio no pasó inavertido . Y al requerir información sobre mi estancia en Saidan percibio la causa de mi inquietud . Eliseo no buscó convencerme o animarme para que continuara con el plan previsto . En silencio , con gesto decidido , puso manos a la obra , preparando el equipaje .
Le dejé hacer . Yo sabía que , una vez tomada una decisión , difícilmente rectificaba . Por supuesto , aunque tampoco le dije nada , yo también adopté una resolución : esperaría al amanecer del lunes . Si su estado inspiraba confianza , partiría . En caso contrario , nada ni nadie me obligaría a seguir a la Señora y al Zebedeo.
En realidad , el pequeño saco de viaje que debía cargar no contenía gran cosa : Un par de sandalias de respuesto , una frugal partida de frutos secos ( de alto poder calórico ) - higos prensados , pasas y nueces , fundamentalmente -, una calabazo ahucada con la pertinente ración de agua previamente filtrada y hervida y , eso sí , una docena de fármacos , perfectamente camuflada en sendas ampolletas de arcilla . En la bolsa de hule que colgaba del ceñidor , lo acostumbrado : las << crótalos >> , los dineros - cada vez más mermados - y el último y todavía inédito salvoconducto de Poncio
Puesto a punto el patate , nos miramos en silencio . Creo que ambos sabíamos de los pensamientos del otro . Pero , muertos de cansancio y fulminados por las emociones del día , nos retiramos a las literas , dejando que fuera el Destino - como tantas veces - quien marcara la pauta a seguir . Y el destino , una vez más , se mostró férreo e inflexible .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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