martes, 8 de diciembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 3 - 23 de abril , domingo ( 3 )

Debí figurármelo . Aquel tránsito de gente no era normal . Procedentes de la ribera occidental del lago , de Nahum y de los caminos del norte y del este  , hombres , mujeres , ancianos y niños marchaban presurosos  hacia la apacible Saidan . En grupos , en solitario , a pie o a lomos  de caballerias  , todos se dirigian al hogar de los Zebedeo , con un objetivo común : comprobar la veracidad de los rumores  que , inevitablemente  , se había propagado por el Kennereth . Esas noticias  - por lo que pude ir captando en la marcha  hacia Bet Saida - hablaban de las apariciones  , a orillas del yam , del discutido<< constructor de barcos >> . Las opiniones  , como es facil de imaginar eran de todos los calibres  . Los había que aceptaban dichas << presencias milagrosas >> a pie juntillas  , recordando a los incrédulos << otros muchos prodigios >> del rabí. Algunos,en especial los letrados sacerdotes al servicio de las sinagogas de Hahum y Migdal  , se mostraban reticentes . La mayoría  guardaba silencio , a la espera del testimonio de los discípulos .
Hacia las 07 horas , al pisar la calle principal de Saidan , quedé impresionado : decenas de curiosos se agolpaban frente a la hacienda de los Zebedeo . Fue imposible alcanzar el portalón . Éste , sólidamente atrancado , cerraba el paso a la muchedumbre , que de vez en cuando lo aporreaba , clamando para que los propietarios  les franquearan la entrada  y explicaran lo sucedido . Cautelosamente  volví sobre mis pasos  , descendiendo hacia la playa . Al cruzar cerca de los restos  de la fogata me estremecí . De seguro , de haberma aproximado , hubiera descubierto las huellas en la arena  de las sandalias del Maestro . Pero mi ogjetivo era otro . Por fortuna , el flanco oeste del caseron se hallaba despejado Remonté los peldaños , pero al empujar la puerta de servicio la encontré igualmente bloqueada .... y vigilada . A mis golpes , la chirriante portezuela  se entreabrió . Los primero que vi fue la reluciente hoja de una espada  . Detrás , el renegrido rostro del Zelote , con sus hundidos ojos negros  saturados de recelo . Dudó . Pero Juan , que había acudido presto a la llamada  , le ordenó que me dejara pasar . En el centro del patio , los íntimos , las mujeres , el padre de los Zebedeo ( evidentemente repuesto ) , Asi , el << auxiliador >> esenio , y la servidumbre participaban en una acalorada asamblea .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
¡  FELIZ NAVIDAD !

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