miércoles, 1 de abril de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 4 de abril , martes ( 20 )

El gentío aguardó expectante . Pero la hebrea , entre gemidos cada vez más apagados  , sólo acertó a pronunciar dos palabras fatídicas : << Soy pura .>>
El miembro del Templo , que parecía tener una incomprensible prisa , volvió la cabeza hacia uno de los levitas , musitándole algo al oído . El policía dejó entonces su puesto , uniéndose a los tres compañeros que retenían a la joven . Y situandose a espaldas de la victima la sujetó por la espesa mata de pelo , tirando de los cabellos hacia abajo y obligandola a mantener el rostro cara al cielo . Los gritos arreciaron . Mientras la patrulla  afianzaba sus pies sobre el áspero terreno , sujetando con nuevos bríos los brazos y piernas de la mujer , otros dos policías se situaron a escasos centímetros de ella  , cada uno frente a un costado . Y como si aquella operación hubiera sido largamente estudiada o practicada , mientras el levita del flanco izquierdo cerraba con sus dedos la nariz de la << adúltera >> , el del costado derecho situó sus manos a eswcasa altura de la cara esperando a que el peligro de asfixia obligara a abrir la boca a la judía  . Entre sollozos y resoplidos mal contenidos , la muchacha terminó por aspirar aire . Como movidas por un resorte , las manos del policía se hundieron en el interior  de la boca  , separando violentamente la mandíbula inferior . en décimas de segundo , el sacerdote que portaba el cuenco dio un paso hacia adelante , vertiendo su contenido en la boca de la victima . A pesar de los seis policías que tomaban parte en la inmovilización de la hebrea , ésta consiguió ladear levemente la cabeza , haciendo que parte de aquel líquido negruzco se derramara por sus mejillas , cuello y túnica .
Una vez apurado el brebaje , el sacerdote retrocedió al tiempo que los levitas de los costados dejaban libre la nariz  y boca . El que tiraba del cabello , sin embargo , siguió en su puesto .
A pesar de mi preparación para esta misión , una oleada de indignación me conmovió de pies a cabeza . Sin embargo , tal y como estaba establecido por Caballo de Troya , yo no podía hacer otra cosa que asistir impasible a aquel trágico suceso . Ahora reconozco que fue una prueba decisiva para asimilar mi misión y poder asistir - con toda frialdad - a las no menos dramáticas horas del Viernes Santo....
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto