domingo, 5 de abril de 2015

caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 4 de abril , martes ( 42 )

A la luz de la fogata que se levantaba frente a los dos refugios pude observar que el suelo de las tiendas había sido cubierto con mantos y esteras . Al fondo de las mismas percibí algunos bultos que supuse se trataba de enseres y útiles para cocinar . Pero , como digo , la oscuridad era tan densa que preferí posponer para el día siguiente una más exhaustivo reconocimiento del terreno y de cuanto formaba aquel huerto , propiedad del viejo Simón , << el leproso >>.
El reencuentro con el resto de los discípulos levantó los decaídos ánimos de los hombres que acompañaban a Jesús . Y muy pronto nos vimos sentados en torno al fuego . la temperatura había descendido notablemente y los apóstoles , apretados los unos contra los otros , se habían envuelto en sus pesados ropones . Allí , entre los reflejos rojizos de las ramas de nogal e higuera ( de las que Felipe , el encargado de los suminuistros  , había hecho abundante  acopio ) , chisporroteando bajo un cielo estrellado , conocí por primera vez  a un muchachito de unos doce o trece años  , de cabeza rapada  y acusadas ojeras , que no pronunció una sola palabra  y que seguía  las enseñanzas y gestos del maestro con un interes y devoción como no había visto hasta ese momento . Su nombre era Juan Marcos e iba a jugar un importante papel en las ya próximas horas del jueves .
La conversación de Jesús  con sus apóstoles  mientras regresabamos al campamento  de Getsemaní trascendió inmediato entre los discípulos y , muy a pesar del rabí , el asunto de su partida  no tardó en aparecer en mitad de aquellos hombres rudos  y lentos de pensamiento . Tomás , tomando la palabra , se dirigió al Maestro , preguntándole :
- Puesto que vas a volver para terminar el trabajo del reino , ¿ cuál debe de ser nuestra actitud mientras estés fuera , en los asuntos del padre ?.
Jesús sentado al otro lado de la hoguera  jugueteaba con un palo , removiendo la candela  . Aquellas altas llamas daban a su rostro una extraña majestad . Con una paciencia envidiable  , el Nazareno miró a Tomás por encima del fuego , respondiéndole :
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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