martes, 7 de abril de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 5 de abril , miercoles ( 4 )

Una de las mujeres  sacó al Maestro de aquellos placenteros momentos  , indicandole que tenía listo el lebrillo de barro con el agua para su aseo . Jesús correspondió a la discípula con una sonrisa y , con toda naturalidad , tomó su túnica blanca por el amplio cuello , sacándola por la cabeza . Bajo aquella vestidura , el rabí cubría sus nalgas y bajo vientre  con una especie de taparrabo , también de color blanco . La pieza consistía en una sencilla banda de tela  - posiblemente algodón  - de unos 30 centímetros de anchura  y cosida en uno de sus extremos  a un cordón que se anudaba  alrededor de la cintura  . Esta parte ( la que se hallaba cosida al delgado cinto ) caía cubriendo las nalgas y pasaba entre las piernas para terminar en otros dos cordones más cortos , cada uno situado en una esquina de la tela . Esta última franja del taparrabo era anudada al cordoncillo de la cintura , tapando así los genitales y parte del vientre de Jesús .
Una vez desnudo , el Galileo se arrodilló junto a la ancha vasija . Introdujo sus manos en el agua y comenzó a bañar su rostro , pecho , axilas , y brazos . En cuestión de segundos  , aquel cuerpo musculoso  - sin un gramo de grasa - quedó cubierto por el agua . Acto seguido , el gigante echó mano de una pastilla cuadrangular de colorm hueso y comenzó a frotarse con energía . No tardó en aparecer una débil espuma blanca .
Cuando el Maestro consideró que había quedado suficientemente enjabonado , se inclinó de nuevo sobre el lebrillo , procediendo al aclarado . Minutos más tarde , el Galileo se incorporaba y la misma mujer que le había preparado el agua  le entregaba un lienzo muy similar al que yo había visto en la casa de Lázaro y con el que Marta había enjugado mis manos y pies . Jesús tomó aquella especie de toalla y fue secando su cuerpo  . Al concluir echó la cabeza hacia atras , sacudiendo sus cabellos . Pero , antes de enfundarse nuevamente su túnica , el rabí extendió sus manos . Y la mujer vertió sobre sus palmas unas gotas de un líquido aceitoso . Tal y como era costumbre en aquella época , el Nazareno extendió la esencia por sus axilas , cuello , torso y cabellos , cubriendose seguidamente . Por último , arremangado el filo de la túnica , entró en el recipiente , lavando sus pies .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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