miércoles, 17 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - 7 de abril , viernes ( 182 )

Una vez liberado de las ataduras  , y mientras era sostenido  por los dos infantes  , el que le había inmovilizado  terminó de desgarrarle  la maltrecha  túnica  , respetando , sin embargo , el taparrabo  . Con una precisión y soltura  que me dejó perplejo , aquellos romanos  tumbaron boca arriba  al inconsciento guerrillero , extendiendo  ( la expresión mas  exacta sería tensando ) sus brazos sobre el madero . Al tratarse de un patibulum perfectamente cilíndrico , cada uno de los infantes  encargados de tirar de los brazos  se arrodilló frente a uno de los extremos del leño , sujetándolo con sus rodillas y muslos . De esta forma se lograba una aceptable estabilidad durante el proceso de enclavamiento .
Cuando los verdugos consideraron que el patibulun se hallaba perfectamente retenido , hicieron una  señal con la cabeza  y el soldado responsable  de la impedimenta  acudió hasta lam cabecera  , arrodillandose  también sobre la blanca roca . Sus musculosas rodillas hicieron presa en la cabeza del reo , aplastando prácticamente sus oídos  . Simultaneamente  , aunque aquella última medida de seguridad no parecía necesaria en el caso del inerme << bandido >> , un cuarto mercenario unió los tobillos , rodeándolos con la cadena  .
El soldado que se habia apostado por detras del reo , controlando su cabeza , extrajo uno de los largos clavos  que había dispuesto en el interior de su cinturón . A su derecha , sobre la costra del Gólgota  , descansaba uno de los voluminosos mazos .
El Maestro , que al verse desasistido había caído de rodillas sobre el Calvario , continuaba en la misma postura , dentro del circulo que formaba el pelotón y de frente a los stipes . Sin embargo , no creo que llegase a contemplar aquella escena . Su cabeza y su vista estaban dirigidas hacia tierra y así continuó hasta que fue reclamado por los hombres de Longino .
Con una minuciosidad propia de un profesional de dilatada experiencia en aquel funesto menester , el ejecutor romano tomó el clavo en su mano derecha y fue palpando con la afilada punta los diversos huesecillos del carpo o muñeca izquierda por su cara palmar . Noté cómo las arterias radial y cubital , presionando suavemente la vena que lleva este último nombre .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto