sábado, 13 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 162 )

El mermado organismo de Jesús de nazaret se vio aplastado súbitamente por un madero , dejando a sus músculos en la posición en que se encontraban en el momento de la descarga  sobre sus hombros y nuca . No hubo << pre - calentamiento >> ni posibilidad alguna de que los principales paquetes musculares pudieran reaccionar convenientemente . Ello , en suma , precipitó las frecuencias cardíacas y arterial , dísparandolas por énesima vez . En cuestión de tres a cinco minutos  - desde el momento en que los soldados lograron amarrar el tronco a sus brazos  -, su corazón pudo latir a razón de 170 pulsaciones por minuto , elevándose la tenseón arterial máxima alrededor de 190 . En mi opinión , aquel fue un golpe que consumió las escasas energías que aún podían quedarle . )
Al verle en aquel lamentable estado me pregunté cuánto podría resistir con el patibulum a cuestas ...
Pero un nuevo hecho estaba a punto de provocar otro desgarrador sufrimiento en el organismo del gigante de Galilea .
Mientras Arsenius procedía a clavetear las tres tablillas sobre el fuste de madera de uno de los pilum , otro infante reparó en las sandalias del Maestro . Se las mostró a Longino y éste , en un gesto de honradez y conmiseración hacía el reo , ordenó al soldado que le calzara  . El infante se situó en cuclillas ante el rabí y , al obligarle con ambas manos a levantar el pie izquierdo , con el fin de depositar la planta sobre la sandalia , el cuerpo del nazareno se desequilibró hacia el lado contrarion , provocando una aparatosa caida de Jesús . El incidente fue tan rápido como inesperado . El Galileo , con los brazos amarrados , no pudo evitar que el patibulum se venciera y , tras golpear las losas con el extremo derecho , fue a estrellarse de bruces contra el pavimento , quedando aplastado bajo el travesaño de la cruz.
Al ver y escuchar el violento choque contra las losas temí lo peor . Cuando los soldados se apresuraron a levantarle observé que , afortunadamente ,  el << yelmo >> de espinas había actuado como protector  , evitando que los huesos  de la cara se astillasen  . A cambio , las púas  de la frente  , sienes y mejillas  habían perforado un poco más la carne  , dejando al descubierto en algunas áreas  parte del tejido celular subcutáneo y dando lugar a nuevas e intensas hemorragias .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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