jueves, 18 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 193 )

Los curiosos y transeúntes que habían ido engordando el grupo inicial de testigos rompieron aquellos dramáticos momentos , burlándose y acogiendo con largas risotadas la desnudez del Galileo . Los sacerdotes , sobre todo , fueron los más corrosivos . Algunos , incluso , llegaron a saltar sobre las peñas inferiores del Gólgota , gesticulando e imitando a Jesús , quien , humillado y con la cabeza baja , ocultaba con ambas manos su región pubiana .
Libres de la tenaza del yelmo de espinas , sus cabellos empezaron a flotar al viento , descubriendo las huellas de los latigazos de Lucilo sobre sus orejas . A pesar de los 17, 5 grados centígrados que registraba el módulo en aquella hora en Jerusalén , el Maestro seguía temblando de frío . Al quedar sin la protección de sus ropas , amplias zonas de sus brazos , tórax , vientre , y piernas ofrecían el conocido aspecto de << piel de gallina >> . La fiebre , en lugar de ceder , seguía acosándole .
¡ Qué lejos habia quedado la majestuosa figura del Galileo ! Aunque sus discípulos y amigos no se hallaban presentes , estoy convencido que muy pocos le habrían reconocido . Los dolores , el agotamiento , y la sed debían de ser insufribles ; sin embargo , al contemplarle allí , solo , ultrajado y sin el más fugaz respiro o muestra de amistad o aliento , estimo que su verdadera y más profunda tortura no eran los padecimientos físicos , sino , como digo , esa sensación de aniquilamiento moral que invade siempre a un hombre injustamente condenado . Pero éstas sólo son reflexiones personales de un mero observador . ¿ Quién hubiera podido adivinar los pensamientos de Jesús de nazaret en aquellas circunstancias ?
Lo cierto es que su fin se hallaba muy proximo.
Mientras los soldados disponían el patibulum cerca de la stipe central , Longino se dirigió al grupo de mujeres  y les invitó a que repitieran con el rabí el suministro de hiel y vino . Y las mismas hebreas  , con paso presuroso , se dirigieron hacia el Maestro . Al despegarse del resto de sus compañeras , justo detrás  de las encargadas de la bebida  , había aparecido el joven Juan Marcos . Ignoro cómo pudo llegar hasta allí pero , antes de que cometiera alguna locura  , le hice señas para que se acercara .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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