sábado, 27 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 240 )

Aunque en las comprobaciones posteriores se estimó que la primera onda sísmica apenas si tuvo una duración de 16 segundos , el desplazamiento horizontal de los estractos  - en forma de vaivén - llevaba una potencia suficiente como para derribar a varios de los infantes . En mi caso , lo que más me costernó en aquellos segundos iniciales fue el agobiante mareo que empecé a experimentar . Parecía como si una fuerza invisible estuviera agitando mi cerebro...
Al notar la sacudida , las mujeres rompieron a chillar , víctimas del mismo pánico que nos inundaba a todos .
Pero , súbitamente , de la misma forma que había llegado , así desapareció aquel movimiento .
Longino y el suboficial , pálidos como la piel de Jesús , esperaron unos segundos . Sus miradas estaban fijas en los extremos superores de las cruces . pero las stipes , al cesar el temblor  , habían quedado tan inmóviles como antes del mismo . Y el oficial , con muy buen criterio , se dirigió a sus hombres gritándoles :
- ¡ Abajo ....! ¡ vamos , todos abajo ....!
La patruya  , incluidos  los centinelas , obedeció al momento , precipitándose por el canalillo de acseso al Gólgota . En la atropellada huida del patíbulo , algunos de los soldados olvidaron sus cascos y escudos  . Cuando el oficial estaba a punto de descender hacia el camino , se detuvo , y , girando sobre sus talones  , regresó hasta la hoguera , apagandola  a base de pisotones . En ese momento , mi corazón se astilló por el miedo : un bramido sordo y lejano comenzó a levantarse por el Este  . Casi simultáneamente  se dejó sentir  la segunda y más vigorosa  sacudida  . Todo el peñasco tembló y osciló - no estoy muy seguro de si sólo fue uno de estos movimientos o los dos a un mismo tiempo - y me sentí violentamente desplazado , cayendo sobre la vibrante superficie del Calvario . ( Es curioso pero , al ver y sentir aquellas vibraciones de la roca , me vino a la memoria  la escena de los espasmos de la carne de vaca recién sacrificada ... )
Desdeb el suelo , impotente para levantarme , distinguí cómo el centurión había caído también y cómo las cruces acusando aquella segunda réplica con una especie de traqueteo rapidísimo que hizo estremecer los cuerpos de los judíos  . Una de las stipes situada por detras de los crucificados  - la que se hallaba ligeramente inclinada  - se bamboleó como un junco agitado por el viento  , desplomándose ..
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez

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