miércoles, 17 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 184 )

Aunque las hemorragias no fueron preocupantes , la visión de la sangre y el enclavamiento de su compañero provocaron el estallido del mermado sistema nervioso del joven terrorista . Con el rostro suplicante logró arrastrarse de rodillas hasta Longino . Una vez a sus pies , hundió la cabeza en el suelo , pidiendo a gritos que tuviera compasión de él . Durante décimas de segundo , los ojos del centurión se empañaron con una sombra de piedad . Alzó las manos  en señal de impotencia  y , procurando que el reo no se percibiera  de ello , pidió su pilum al infante más cercano . Longino no podía  evitar la crucifixión del muchacho , pero sí que sufriera  las dolorosas acometidas de los clavos  en sus muñecas . Y levantando la lanza con ambas manos se dispuso a aporrear el cráneo del aterrorizado prisionero .
- ¡ Alto ....! ¿ Qué buscáis aquí ?
Los gritos de uno de los centinelas segó los propósitos del oficial . Al volverse vio un grupo de seis o siete mujeres  que ascendía con paso decidido por la grieta  del montículo . Longino se olvidó del reo,adelantándose  hacia las hebreas . Las mujeres intercambiaron algunas frases con el centurión , mostrándole una pequeña cántara de barro rojo .
El jefe de la patrulla tranquilizó a sus hombres , permitiendo que las judías llegaran a lo alto del Calvario . Una vez  arriba , la que cargaba la vasija  se dirigió hacia el guerrillero que acababa de ser atravesado . Le siguióm una segunda mujer  y el resto permaneció en silencio en el filo del patíbulo , protegiéndose de las aceradas rachas del viento con sus amplios mantos negros y verdes .
Al darse cuenta que aquel hombre yacía inconsciente , las decididas mujeres se volvieron hacia Longino . El centurión , adelantándose a sus pensamientos , les señaló al segundo reo , que continuaba  bajo el peso del patibulum , desangrándose y llorando deseperadamente .
Pero antes de que las hijas de Jerusalén abrieran la cántara y cumplieran con el viejo consejo del libro de los Provervios  - << dad bebidas fuertes al que va a perecer y vino al alma amargada >> -, el oficial indicó a sus hombres que concluyeran el levantamiento del primer << bandido >> . La escalera fue apoyada contra una de las stipes  de la primera hilera  ( la situada al oeste ) , mientras otros dos infantes  levantaban , no sin dificultades , el leño al que había sido clavado el condenado . Sin pérdida de tiempo , el verdugo responsable de las perforaciones  amarró una maroma alrededor del tórax , practicando a continuación dos rápidos nudos en cada uno de los extremos del patibulum. Por último , haciendo gala de una gran destreza , remató el amarre con una lazada central.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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