lunes, 22 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 214 )

Tentado estuve de aprovechar aquellos instantes para extraer mis lentes especiales de contacto y proceder al chequeo del cuerpo del Maestro . Pero la inminente llegada de los densos y neruzcos penachos me hizo desistir .  A semejante velocidad - unos 70 kilómetros a la hora -, las partículas de tierra y los granos de arena hubieran dañado la delicadasuperficie  de las << crótalos >> , arruinando aquella fase de la misión e , incluso , poniendo en peligro la integridad física de mis ojos . Así que opté por aplazar el registro ultrasónico y tele- termográficos  . Según Eliseo , el hocico del << haboob >> y los dos o tres lóbulos que corrían detrás no eran muy profundos , estimándose su duración en unos 15 a 20 minutos .
No fue necesario que el centurión diera demasiadas indicaciones . Casa hombre sabía cómo debía comportarse ante aquella contingencia . Al comprobar la masiva retirada de los judíos  , Longino permitió a los centinelas que se agrupasen en el extremo sureste de la cima del Gólgota , de cara a la tormenta  . Juntaron los cuatro escudos  , formando un parapeto , y clavaron sus rodillas en la roca  , sujetando esta improvisada defensa mediante las abrazaderas interiores del escudo . El resto de la patrulla levantó la hilera de escudos  que había sido dispuesta sobre la superficie del patíbulo , formando un segundo << muro >> defensivo . Y la totalidad del pelotón - incluidos el oficial y Arsenius  - se agazaparon dando la cara al cada vez más próximo temporal .
Longino , al verme en pie indeciso , me hizo una señal con la mano para que buscara refugio junto a la piña que formaban sus hombres . Así lo hice sinpérdida de tiempo . Pero , en lugar de acurrucarme como los infantes , en dirección al << siroco >> , me senté de espaldas a la patrulla , sin perder de vista a los crucuficados .
El viento , de pronto , se volvió más calido y silbante . El primer torbellino del << haboob >> se precipitó sobre Jerusalén , y sobre el peñasco conde nos encontrábamos , con una estimable violencia . En cuestión de segundos , una masa deshilachada y blanquecina , formada por toneladas de arena y polvo en suspensión , arrasó el lugar , repiqueteando en su choque contra las partes convexas de los escudos .
Autor J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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