miércoles, 24 de junio de 2015

Caballo de Troya -El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 227 )

Algunos de los infantes , tratando de apaciguar el miedo que , sin duda , aún les atormentaba  , empezaron a gastar bromas a cuenta de los prisioneros  . Uno de ellos  , más osado que el resto , se volvió hacia Jesus  , brindando con su jarra de latón :
-¡ Salud y suerte al rey de los judíos  !
La ocurrencia  contagió al resto , que también levantó su << posca >>  hacia la cruz del Galileo .
Jesús , interrumpiendo su jadeante respiración , exclamó :
- ¡ Tengo sed !
El optio consultó al centurión y éste  le autorizó a  que acercara  al Galileo el tapón que cerraba  la cántara  con el agua avinagrada . Arsenius  tomó el cierre y despues de  clavarlo en la punta  de una de las  azagayas  de la escolta  llegó al pie del madero , levantando la lanza  de forma que  el tapón , previamente  empapado en la << posca >> , tocara los polvorientoslabios del Maestro  . naturalmente , no desperdicie aqyella  ocasión . Jesús abrió la boca  , mordiendo ansiosamente el corcho . El líquido lipió la tierra pero , al penetrar en las grietas , el ácido hirió nuevamente la carne del Nazareno , que retiró en seguida la cabeza  . Arsenius bajó el pilum y , al observar que el prisionero no hacía intención de repetir el humedecimiento de su boca , se retiró.
Los labios del rabí acusaban con sus temblores  un incremento de la crisis febril . Tomé entonces una antorcha  y , al aproximarla al rostro de Jesús  , descubrí cómo la tetanización había empezado a reducir el brillo del esmalte dentario  , aumentando en cambio la opacificación del cristalino . Su ojo izquierdo seguía cerrado por los hematomas  . ( La insuficiencia paratiroidea  , provocada por la tetanización , debía ser ya alarmante , con un acusado descenso de la concentración de calcio en la sangre . )
No había tiempo que perder . Me alejé unos pasos, hasta llegar al filo sur del promontorio y , de espaldas a los soldados , ajusté las << crótalos >> a mis ojos . Segundos antes , cuando extraía las lentes de contacto de la bolsa de hule , vi cómo Juan y sus compañeros regresaban de la ciudad  , uniendose a las mujeres .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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