martes, 16 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 179 )

El lugar por supuesto , resultaba ideal para este tipo de ejecuciones públicas . Se levantava  a un centenar de metros  de la mencionada puerta occidental de Efraím y , como digo , al pie mismo del transitado camino hacia Jaffa . Si realmente se pretendía impresionar a los habitantes y peregrinos de la ciudad santa , aquél constituía un punto de notable interés .
En lo que concierne a las dimensiones del Gólgota o <<  Cabeza >> el cabezo más voluminoso , sobre el que iban a practicaese las crucifixiones  , estimo que sumaría entre 20 y 30 metros de diámetro en la base , con una corona o cima redondeada de otros 12 a 15 metros , aproximadamente . En cuanto al peñasco situado inmediatamente y hacia el norte , sus dimensiones eran sensiblemente menores .
Aquél , en definitiva , iba a ser el escenario de toda una serie de trágicos y desconcertantes sucesos .
¿ Cómo describir aquel lugar y aquel momento ? ¿ Cómo transmitir la inmensa soledad de Jesús de Nazaret al pisar la calva pedregosa del Gólgota ?
Hoy , al enfrentarme a esta parte de mi diario , he estado a punto de abandonar . A mi también me faltan las fuerzas , estremecido por los recuerdos . Y si he vuelto al relato de este primer << gran viaje >> ha sido por respeto a la promesa hecha a mi hermano Eliseo .... Espero que aquellos que lleguen a leer este testimonio sepan perdonar la pobreza de mi lenguaje .
La ascensión hasta la redondeada plataforma que coronaba el peñasco - que creo haber anotado ya como de unos 12 a 15 metros de diámetro - fue muy breve . Los soldados tomaron una especie de canal situado en el lado este y que , en realidad , no era otra cosa que una hendedura natural , consecuencia de algún remoto agrietamiento de la enorme masa pétrea . Fueron sificientes veinte pasos para tomar posesión de la zona superior , a la que me resisto a dar el calificativo de cima .
Al pisar aquel lugar , mi espíritu se encogió . Las ráfagas de viento , más que silbar  , ululaban entre media docena de altos postes firmemente hundidos en las fisuras de la roca . ¡ Eran los stipes , palus o staticulum , como se designaba a los maderos verticales de las cruces !
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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