lunes, 22 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 215 )

A pesar del manto que cubría mi cabeza , una miriada de granos de una arena fina empezó a acosarme , penetrando por todos los huecos de mis vestiduras e hiriendo la piel - espacialmente de las piernas - como alfileres . El bramido de aquel tornado fue incrementándose  con su velocidad . Al poco, tanto los soldados  como yo nos vimos  obligados  casi con desesperación  a cerrar los ojos  y proteger la boca  , oídos  y fosas nasales  de aquella angustiosa polvareda .
Conforme el << siroco >> fue arreciando  , los gritos de los << zelotas  - encarados al viento y casi desnudos  - de hicieron más y más  estentóreos  . Las rachas habían empezado a ensañarse con sus cuerpos  indefensos  , asaeteándoles con millones de partículas  de tierra , añadiendo así un nuevo e insorpotable  suplicio . Levanté la cabeza  como pude  y , entre las columnas de polvo , más que ver , escuché  a uno de los guerrilleros  pidiendo entre aullidos que le rematasen . En cuanto a Jesús , casi no pude distinguir su figura  , pero imaginé el sofocante tormento que estaba soportando .
Dudo mucho que nadie en el Gólgota ni en sus alrededores  , ni tampoco en la ciudad , pudiera levantar la vista  durante aquella pesadilla  . Los sucesivos  frentes del << haboob >> , cuyo << techo >> resultaba poco menos que imposible  de fijar en semejantes condiciones , se elevaban - eso sí - a una altitud suficiente como para difuminar el disco solar , al menos  para cualquier observador  que se encontrase  inmerso en el tornado . Sin embargo , yo no aprecié una oscuridad o debilitamiento de la luz diurna suficiente  como para clasificarlo de << tinieblas >> . Hubo , naturalmente , un descenso de la visibilidad , como consecuencia del arrastre de arena y polvo , pero no esa cerrada negrura que parece desprenderse de los textos evangélicos . Cualquiera que haya vivido una de estas experiencias  sabe que , por muy espeso que sea el fenómeno metereológico en cuestión , defícilmente desemboca en tinieblas . Fue después cuando ocurrió << aquello >> que sí << oscureció >> un amplio radio ...
Una vez alejados los tres o cuatro lóbulos << de cabeza >> , Eliseo abrió de nuevo la conexión auditiva  , anunciándome que la << cola >> del << siroco >> , muy debilitada ya , necesitaría otros cinco o diez minutos  para cruzar la región . Las masas de tierra en suspensión eran menos consistentes , aunque los vientos en superficie mantenían velocidades no inferiores a los 20 o 25 nudos .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinezz

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