domingo, 28 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 246 )

Las stipes habían sportado bien las convulsones  de la roca , salvo la plantada hacia el Oeste y por detrás  de los reos . Los mercenarios la apuntalaron de nuevo . Al concluir , el que se había responsabilizado de la recogida de los trozos de la cántara de agua  se fijó en algo y llamó a Longino . A pocos pasos de las cruces , en dirección Sur , el peñasco aparecía abierto . Se trataba de una hendidura  no muy larga - de unos 25 centímetros - pero si bastante profunda  . Quizá de dos o más metros  . No obstante  , ninguno de los soldados  pudo certificar si aquella brecha  estaba allí antes del seísmo o de si , por el contrario  , se acababa de abrir  . Ni el centurión ni el resto de los romanos  le concedieron demasiada importancia  . Y cada cual volvió a lo suyo . Por mi parte , tampoco puedo dar fe  de que la resquebrajadura en lo alto del Gólgota  fuera consecuencia  del temblor . Lo que si es cierto es que la pequeña sima no seguía la dirección de la estratificación natural del promontorio . Al contrario ; cortaba la superficie de la roca transversalmente .
Hacia las 15 , 35 , la salida de Hebreos de la ciudad santa empezó a menguar considerablemente . La calma fue restableciendose y aquellas gentes , acampadas en los alrededores de Jerusalén , empezaron a deambular , indecisas y acosándose mutuamente a preguntas . Entiendo que el paulatino regreso de las aves a las murallas del Templo y de la ciudad contribuyó decisivamente a sosegar los temblorosos ánimos . Muchos recibieron  con alborozo este masivo retorno de palomas  y golondrinas a Jerusalén y se animaron a cruzar de nuevo el umbral del portalón de Efraín . El centurión , Arsenius  , sus hombres y yo mismo respimos también con alivio  cuando , de repente  , un puñado de aquellas palomas  gris - azuladas  hizo un alto en su vuelo hacia la ciudad santa  , posándose en los maderos transversales de las cruces . ¡ Qué triste y significativa me pareció aquella imagen ! Tres o cuatro pacificas aves descansaron sobre el patubulun de Jesus de Nazaret , remontando el vuelo segundos más tarde.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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