martes, 23 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 221 )

 El oficial romano  tuvo que hacer un supremo esfuerzo para calmar su nerviosismo y el de sus hombres  . Si los hebreos  eran temerosos  de este tipo de manifestaciones  , los romanos aún  lo eran mucho más   . A fuerza de imperiosos  gritos , Longino logró finalmente  que sus soldados  ocuparan los puestos de vigilancia  asignados por el optio  antes de la tormenta de arena  . A juzgar por el vocerío que se levantaba más hallá de la muralla , la confusión y el miedo  entre los peregrinos y habitantes de jerusalén  tenían que ser extremos . Mientras aquella área permaneció en la penumbra  , muchos curiosos  llegaron a asomarse  bajo el arco del portalón de Efraín , intrigados y , supongo , ansiosos  por saber si todo << aquello >> tenía alguna vinculación con el prodigioso Maestro de Galilea . Pero ninguno tuvo valor  para aproximarse . Mejor dicho , hubo un grupo que sí lo hizo ...
A los pocos minutos de iniciarse las << tinieblas >> , por el camino que partçía de jerusalén se destacó una veintena  de personas . Con paso ligero y decidido fue acercandose  al filo de la gran roca . A causa de las sombras no pude distinguir  al apóstol Juan hasta que se detuvo a escasos metros  de donde me encontraba . Al fin había vuelto . Le acompañaba  otro hombre y unas 18 mujeres todas ellas semiocultas por sus ropones . Pero no supe reconocer a ninguno de los amigos del Zebedeo .
Era sumamente extraño . En realidad , todo lo era  desde al aproximación de aquel objeto , que seguía fijo e impertubable  sobre nuestras cabezas . Precisamente a raiz de su aparición en el espacio - aunque no me percaté de ello  hasta la llegada de Juan y su grupo -, el viento había cesado . y con él , todos los sonidos propios y naturales  del campo . Al menos , los que habitualmente venía percibiendo. Incluso , los fugaces trinos de las golondrinas y demás aves y el zumbido de los insectos y de aquellas nuves de moscas verdes y gruesas  como monedas de un centavo que , antes del paso del << haboob >> , habían empezado a posarse a decenas sobre la sangre de los crucificados .
Autor J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez                                                                                                                                                                                                                                               

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