domingo, 21 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 210 )

Todo esto me hizo sospechar que - al contrario de lo que ocurriría con el lienzo que sirvió para su enterramiento -, Jesús de Nazaret no era muy partidario de que sus discípulos guardaran estas reliquias , susceptibles siempre de convertirse  en morivos de adotación supersticiosa , con el consiguiente riesgo de olvidar o relegar a segundo plano su verdadero mensaje ...
Concluido el reparto de las vestiduras , Longino pidió a su lugarteniente  que examinara también las fijaciones  de los reos . El optio se aproximó primero a la cruz  de la derecha y tocó la cabeza del clavo del pie izquiero del guerrillero . Parecía sólidamente clavado . El << zelota >> , con el cuerpo desmayado  y violentamente encorvado hacia adelante  , no había parado un momento de aullar y retorcerse  , intantando sobrevivir  . Pero las penosas  , cada vez más duras , condiciones  para robar algunas bocanadas de aire , sólo habían añadido nuevos dolores y mayores hemorragias a su organismo .
Al ver a Arsenius al pie de su cruz  , Gistas hizo un supremo esfuerzo y tensando los músculos  de sus hombros  logró elevar los brazos  . Inspiró y , al momento , mientras expulsaba el escaso aire conseguido , lanzó un salibazo , mezclado con sangre  , contra el suboficial  , insultándole . Indignado , el ayudante  del centurión se hizo con una lanza  , replicando con el fuste  de madera en plena boca  del estómago del < zelota >> . El castigado disfragma  se resintió aún más  , hundiendo al condenado en un proceso más  acelerado de asfixia . Sin dejar de mirar hacia arriba  , desconfiando , el optio repitió la comprobación en los pies de Jesús y , finalmente , con los clavos del tercer crucificado . éste  había ido recobrando el sentido , aunque su mirada  - consecuencia posiblemente del aguardiente  - se había tornado opaca y extraviada . El dolor le había sacado de su incnsciencia y los gemidos no cesarían ya .
De pronto , entre berrido y berrido , Gistas , con el rostro bañado por un sudor frío , giró su cabeza hacia la izquierda , gritándole al Maestro :
- Si eres el Hijo de Dios ... ¿ por qué no aseguras tu salvación y la nuestra  ?
Al instante , sofocado por el esfuerzo , cayó sobre los puntos de apoyo inferiores , jadeante y empeñado en nuevas y rapidísimas inspiraciones.
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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