martes, 16 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 176 )

El Galileo giró entonces su cabeza y al contemplar al grupo de judías inspiró profundamente . Después , ante la sorpresa general , exclamó con una voz ronca .
- ¡ Hijas de Jerusalén .... ! No lloréis por mi . Lorad más por vosotras mismas y los vuestros ...
El viento golpeaba los mantos de las hebreas que no cesaban de sollozar . Y Jesús , tras una breva pausa , añadió : - Mi misión está casi cumplida . Muy proto me iré con mi padre .... pero la época de terribles males para Jerusalén no ha hecho más que empezar ...
Los escalofríos arreciaron y , haciendo un último esfuerzo , concluyó :
- Veréis llegar días en los que digais : << Benditas las estériles y aquellas cuyos senos no amamantaron a sus pequeños ... >> En esos días pediréis a las rocas que caigan sobre vosotras  para libraros del terror de vuestras tribulaciones .
Aquellas mujeres habían sido valientes . Mucho más que los discípulos  y amigos del Maestro . A excepción de Juan Zebedeo , de José de Arimatea y del joven Marcos  - a quien encontraría pocos minutos despues -, el resto no había tenido el coraje suficiente para seguir a su Maestro , ni siquiera de lejos . El Nazareno , en mitad de la turbación . tuvo que darse cuenta y quizá por ello dirigió aquellas palabras al puñado de seguidoras .
El soldado , sujetando el pilum con ambas manos , obligó aretroceder a las judías . Pero una de ellas , en lugar de obedecer , se adelantó hasta el infante , mostrándole una moneda . Después susurró algo al oído del verdugo . Éste aceptó el dinero y tras comprobar lo que la mujer encerraba en la otra mano la dejó pasar . La hebrea , a quien yo había visto en las faenas domésticas del campamento de Getsemaní , corrió hacia el rabí y clavando sus rodillas en el suelo , extendió su mano izquierda  , depositando algo en los labios del Nazareno . ¡ Eran pasas ! ¡ Pasas de Corinto ! Uno de los frutos preferidos de Jesús ....
La buena mujer logró introducir hasta tres pasas en la boca del Maestro . No hubo tiempo para más . El mismo soldado que le había dejado pasar , una vez apartado el grupo , volvió sobre sus pasos , forzando a la hebrea a abandonar el lugar..
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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