sábado, 20 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 201 )

Los infantes , al escuchar la quebrantada voz , se detuvieron . El Maestro había hablado en arameo  . Creo que , salvo uno o dos , el resto no lo entendió . Pero , lamentablemente , preguntaron el significado . La pareja , que sí había comprendido , se miró de hito en hito y antes de que tradujeran las frases del reo , uno de los soldados cruzó el rostro de Jesús con una bofetada .
- ¡ Maldito hebreo ! - masculló el que le había abofeteado -... ¡ Ni muertos ni vivos son dignos de piedad !
La versión del traductor fue correcta , pero los incultos mercenarios interpretaron sus frases erróneamente .
- Así que no sabemos lo que hacemos  ... - le gritó el que había practicado las perforaciones - . ¡ Pues espera y verás !
Y dirigiéndose al centro del Calvario recogió del suelo el yelmo de espinas , regresando en el acto ante el Galileo .
El centurión tampoco había acertado a comprender el sentido de la expresión y vaciló ante la irritada postura de sus hombres . Supongo que no se atrevio a intervenir . El el fondo , él también se sintió ofendido por lo que parecía una burla hacia su profesionalidad .
El verdugo separó el cráneo del Maestro del Patibulum y de un golpe le encasquetó el capacete de púas en la cabeza . El ajuste , quizá por temor a herirse con las espinas , no fue excesivamente violento , y la masa espinosa quedó medio bailando sobre las sienes del prisionero .
La multitud , que en aquellos momentos debía oscilar alrededor de las 2000 o 3000 personas , aulló de placer al ver el gesto el romano .
El Maestro permaneció con la cabeza baja y sus torturadores continuaron con el izado del tronco.
La gran estatura y el peso de Jesús - posiblemente alrededor de 80 kilos  - fueron otro handicap para los sudorosos verdugos , que no tardaron en animarse mutuamente , acompasando cada tirón a otros tantos << ¡ ey >>...
Palmo a palmo , la soga fue jalando del crucificado , en un ascenso interminable  y sobrecogedor  . Para colmo , el gentío  - cada vez más excitado - se unió a las interjeciones  de los verdugos  , animándoles con sus << ¡ ey ! >>.
Autor ; J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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