miércoles, 30 de noviembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 25 de setiembre , martes ( 2 )

Las referencias coincidían . El río , de apenas veinte metros de anchura , formaba en aquel paraje un considerable ensanchamiento - algo similar a un << lago >> - de aguas poco profundas , perfectamente vadeable . En el cauce sobresalían cuatro bases de piedra , muy deterioradas por el tiempo y la fuerza de la corriente . Eran los restos de otros tantos pilones , destinados , en su momento , al sostenimiento de las bóvedas de un puente . Quizá nunca llegó a terminarse . La cuestión es que daba nombre al lugar : el << vado de las Columnas >> . En otras épocas - supuse -, el río fue más caudaloso , lo que aconsejó la referida construcción del puente de piedra .
En la otra orilla , en la margen derecha , a poco más de cincuenta metros de donde nos encontrábamos , se levantaba un muro de acacias del Karu , ahora florecidas , alegrando verdes y azules con millones de flores amarillas y esféricas.
El resto eran colonias de cañas , juncos y Cyperus , los sarmentosos bejucos , tan útiles en la fabricación de muebles y cestos . Aquí y allá , en las riberas , fieles a la línea del agua , despertaban también al nuevo y radiante día algunos altos y despeinados tamariscos del Nilo , con las flores rosas formando estrechos racimos . Algunos , descuidados , tocaban el agua , con el peligro de ser arrastrados .
Observé con atención . El silencio era casi redondo , apenas incomodado por el rumor de la corriente entre las << columnas >> y el confuso trinar de los averíos en bosques y cañaverales .
Un grupo de unas doscientas personas acampaban , en efecto , junto al Yaboq . Ocupaban buena parte de una larga << playa >> formada por terreno guijarreño ( miles y miles de pequeños cantos todados de un blanco asombroso ). Dormían . Era comprensible ; no hacía ni media hora del orto solar .
A uno y otro lado de la senda roja se levantaban algunas tiendas de pieles de cabra , no muchas . Las mujeres , siempre madrugadoras , atizaban tres o cuatro hogueras para preparar el desayuno , y obligaban a los ejercitos de mosquitos a buscar territorios sin humo .Varios hombres , en taparrabos , se habían adentrado en el << lago >> para proceder a un dudoso lavado del cuerpo . Tomaban el agua con las manos y la arrojaban sobre cabellos , pecho , brazos y espalda . De inmediato , retornaban a la orilla , gesticulando y comentando a gritos << la frialdad de las aguas >>  ¿ Frialdad ? El Yaboq no bajaba en esas fechas de 25 a 30 grados ... Un poco más allá , aguas abajo , otros dos individuos , también en saq , se afanaban en la limpieza de ollas y platos .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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