En breve se prentó ante estos exploradores otra importantísima artería de la Decápolis : la calzada romana que unía Scythopoli con la ciudad de Pella , al este del Jordán . Dedicamos unos minutos a la obervación de la vía , tomando las obligadas referencias . El tránsito de hombres y caballerías era más intenso que en la senda anterior . El calor empezó a apretar , y buscamos de nuevo la graificante penumbra de la << selva >> . Jesús seguía deaparecido ...
Al poco , en pleno palmeral , cuando llevábamos recorridos uno doce kilómetros desde la aldea de Yardena , mi hermano me alertó . Al fondo , entre los troncos , se divisaba , en efecto , un poblado . Supuse que se trataba de Ruppin , otra aldea de mediano porte , silenciosa y aparentemente pacífica .
Avanzamos y , relativamente confiados , como siempre , nos dispusimos a cruzarla . Las chozas aparecían solitarias . Imaginé que los hombres se hallaban en la << selva >> , atendiendo las plantaciones .
Fue al salir de un recodo de la ruta , casi en las afueras del poblado , cuando lo vimos ...
Eliseo y yo reaccionamos simultáneamente . Detuvimos la marcha y observamos con atención.
Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza .
Mi compañero , más impulsivo , exclamó:
- ¡ No es posible !
Teníamos que asegurarnos .
Y , lentamente , fuimos acercándonos .
Se hallaba de espaldas . Conversaba con algunas de las mujeres de la aldea .
No había duda . La considerable altura , la poderosa musculatura , el cabello recogido en una cola , el saco de viaje en bandolera y la túnica roja ...
Sí , era la túnica que lucía en Nahum...
- ¡ Es Él ! susurró Eliseo , sin poder dar crédito a lo que tenía a la vista -. Al fin ...
Habían sido necesarios treinta kilómetros , desde el yam , para localizarlo...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Al poco , en pleno palmeral , cuando llevábamos recorridos uno doce kilómetros desde la aldea de Yardena , mi hermano me alertó . Al fondo , entre los troncos , se divisaba , en efecto , un poblado . Supuse que se trataba de Ruppin , otra aldea de mediano porte , silenciosa y aparentemente pacífica .
Avanzamos y , relativamente confiados , como siempre , nos dispusimos a cruzarla . Las chozas aparecían solitarias . Imaginé que los hombres se hallaban en la << selva >> , atendiendo las plantaciones .
Fue al salir de un recodo de la ruta , casi en las afueras del poblado , cuando lo vimos ...
Eliseo y yo reaccionamos simultáneamente . Detuvimos la marcha y observamos con atención.
Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza .
Mi compañero , más impulsivo , exclamó:
- ¡ No es posible !
Teníamos que asegurarnos .
Y , lentamente , fuimos acercándonos .
Se hallaba de espaldas . Conversaba con algunas de las mujeres de la aldea .
No había duda . La considerable altura , la poderosa musculatura , el cabello recogido en una cola , el saco de viaje en bandolera y la túnica roja ...
Sí , era la túnica que lucía en Nahum...
- ¡ Es Él ! susurró Eliseo , sin poder dar crédito a lo que tenía a la vista -. Al fin ...
Habían sido necesarios treinta kilómetros , desde el yam , para localizarlo...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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