No supe que pensar ante los comentarios del jefe de los << escaladores de palmeras >> . Criticaba al tetrarca Antipas y a los funcionarios y , al mismo tiempo , se beneficiaba de ellos . La actitud no parecía muy limpia ...
El promedio de fallecimientos en aquel campo de concentración era alto : dos o tres << obreros >> por día . Los cuerpos terminaban en los hornos , fundidos con el cobre líquido . Eso - decían - proporcionaba hitpa al metal ( << el espíritu del muerto enriquecía la mezcla >> ). En el tiempo que permanecimos en las cercanías de la cárcel del cobre llegamos a saber de tres caravanas con nuevos << refuerzos >> , entre los que destacaba una partida de zelotas , capturada al sur , en el desierto de Judá . Antipas , como un padre , no permitía un solo movimiento ( religioso o civil ) que pudiera amenazar el poder establecido . La temida prisión que teníamos a la vista fue otro ejemplo de la crueldad de la familia herodiana . Allí perdieron la vida muchos judíos cuya única culpa fue soñar con la liberación de Israel .
Damiya , el pueblo blanco al que nos disponíamos a descender , vivía una buena medida de esta prisión . Era una aldea al servicio de los fundidores y de sus guardianes . Los cinturones de huertos que la rodeaban no eran fucientes para abastecer la yesuqah y , todos los días , por la senda del Jordán , amanecían numerosas carretas con suministros de toda índole , incluidas las célebres << burritas >> o prostitutas de Bet She´an y de la ciudad de Pella . De Damiya salían los aguadores , los médicos , los adivinos , los carpinteros , los albañiles , los prestamistas o sacerdotes de los más diversos dioses que se ofrecian al personal de la isla . Las puertas de la prisión eran un mercado en el que se traficaba con todo y con todos . La corrupción de los guardias era tal que muchos de los vecinos de Damiya terminaban por penetrar en el recinto , vendiendo sus productos en los barracones de los condenados . Algún tiempo más tarde , cuando el Destino lo consideró conveniente , quien esto escribe cruzó el umbral de aquel infierno , aunque por razones muy diferentes ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
El promedio de fallecimientos en aquel campo de concentración era alto : dos o tres << obreros >> por día . Los cuerpos terminaban en los hornos , fundidos con el cobre líquido . Eso - decían - proporcionaba hitpa al metal ( << el espíritu del muerto enriquecía la mezcla >> ). En el tiempo que permanecimos en las cercanías de la cárcel del cobre llegamos a saber de tres caravanas con nuevos << refuerzos >> , entre los que destacaba una partida de zelotas , capturada al sur , en el desierto de Judá . Antipas , como un padre , no permitía un solo movimiento ( religioso o civil ) que pudiera amenazar el poder establecido . La temida prisión que teníamos a la vista fue otro ejemplo de la crueldad de la familia herodiana . Allí perdieron la vida muchos judíos cuya única culpa fue soñar con la liberación de Israel .
Damiya , el pueblo blanco al que nos disponíamos a descender , vivía una buena medida de esta prisión . Era una aldea al servicio de los fundidores y de sus guardianes . Los cinturones de huertos que la rodeaban no eran fucientes para abastecer la yesuqah y , todos los días , por la senda del Jordán , amanecían numerosas carretas con suministros de toda índole , incluidas las célebres << burritas >> o prostitutas de Bet She´an y de la ciudad de Pella . De Damiya salían los aguadores , los médicos , los adivinos , los carpinteros , los albañiles , los prestamistas o sacerdotes de los más diversos dioses que se ofrecian al personal de la isla . Las puertas de la prisión eran un mercado en el que se traficaba con todo y con todos . La corrupción de los guardias era tal que muchos de los vecinos de Damiya terminaban por penetrar en el recinto , vendiendo sus productos en los barracones de los condenados . Algún tiempo más tarde , cuando el Destino lo consideró conveniente , quien esto escribe cruzó el umbral de aquel infierno , aunque por razones muy diferentes ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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