Ni Eliseo ni yo nos atrevimos a interrogarlo . Era mejor así . De momento , la compañía del persa - o supuesto parsay - nos beneficiaba . ¿ Por qué tentar al destino ?
Y Belsa , alegre y pletórico , cantando alabanzas al << salvador >> Mitra , nos condujo por la gran llanura .
Y las aldeas de Mehola , Juneidiya , Ghrur , Khiraf y Coreae, blancas y dormidas , quedaron atrás , agazapadas bajo los palmerales o fifuminadas entre los mares de rosas fenicias que las rodeaban por doquier . Aquellos veintisiete kilómetros , entre la aduana y el poblado - fortaleza de El Makhruq - final del trayecto -, fueron una delicia . La senda , recta y cómoda ( descendiendo desde menos 252 metros en la zona de Hehola a menos 284 en el Makhruq), con la << jungla >> jordánica a ochocientos o nuevecientos metros por nuestra izquierda , se hallaba permanentemente perfumada por el incienso quemado en los cruces , otro de los reclamos de los vendedores del valle . Tanto el incienso como la mirra , así como la planta del bálsamo , crecían en abundancia en la cuenca ( especialmente en Jericó ) . Los felah vendían estas gomorresinas al Templo de Jerusalén y también a los paganos de Egipto y Mesopotamia . Según Belsa , el humo de la mirra y el incienso tenía el poder de ahuyentar a los malos espíritus . Por eso se utilizaba en los rituales sagrados y también en las modestas casas del Jordán , conjurando la posible presencia de criaturas inmumdas como Adamadom.
( El cristianismo y otras religiones heredaron esta costumbre , utilizando el incienso en la liturgia . En aquel tiempo , tal y como verificamos durante el período de predicación del Hijo del Hombre , la totalidad de los exorcistas judíos empleaban el incienso para poner en fuga a los demonios , haciendo desaparecer así el nauseabundo olor de las criaturas << infernales >>. ësa era la creencia . )
Y digo que la marcha fue una delicia , aunque no soy sincero del todo . Lo hubiera sido al completo si , naturalmente , lo hubiéramos hallado . Pero el Maestro no dioseñales de vida . Ni rastro . Y al detenernos al pie de la fortaleza de El Makhruq se presentaron las viejas dudas...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y Belsa , alegre y pletórico , cantando alabanzas al << salvador >> Mitra , nos condujo por la gran llanura .
Y las aldeas de Mehola , Juneidiya , Ghrur , Khiraf y Coreae, blancas y dormidas , quedaron atrás , agazapadas bajo los palmerales o fifuminadas entre los mares de rosas fenicias que las rodeaban por doquier . Aquellos veintisiete kilómetros , entre la aduana y el poblado - fortaleza de El Makhruq - final del trayecto -, fueron una delicia . La senda , recta y cómoda ( descendiendo desde menos 252 metros en la zona de Hehola a menos 284 en el Makhruq), con la << jungla >> jordánica a ochocientos o nuevecientos metros por nuestra izquierda , se hallaba permanentemente perfumada por el incienso quemado en los cruces , otro de los reclamos de los vendedores del valle . Tanto el incienso como la mirra , así como la planta del bálsamo , crecían en abundancia en la cuenca ( especialmente en Jericó ) . Los felah vendían estas gomorresinas al Templo de Jerusalén y también a los paganos de Egipto y Mesopotamia . Según Belsa , el humo de la mirra y el incienso tenía el poder de ahuyentar a los malos espíritus . Por eso se utilizaba en los rituales sagrados y también en las modestas casas del Jordán , conjurando la posible presencia de criaturas inmumdas como Adamadom.
( El cristianismo y otras religiones heredaron esta costumbre , utilizando el incienso en la liturgia . En aquel tiempo , tal y como verificamos durante el período de predicación del Hijo del Hombre , la totalidad de los exorcistas judíos empleaban el incienso para poner en fuga a los demonios , haciendo desaparecer así el nauseabundo olor de las criaturas << infernales >>. ësa era la creencia . )
Y digo que la marcha fue una delicia , aunque no soy sincero del todo . Lo hubiera sido al completo si , naturalmente , lo hubiéramos hallado . Pero el Maestro no dioseñales de vida . Ni rastro . Y al detenernos al pie de la fortaleza de El Makhruq se presentaron las viejas dudas...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto