Los criados , acostumbrados a estas reuniones , no se inmutaron , y se limitaron a llenar las jarras por enésima vez . Y en una de éstas , Eliseo , levantandose con dificultad , se dirigió a los abotargados << colegas >> , pronunciando un brindis que me dejó atónito . En inglés ( lengua prohibida durante la misión ) , con más voluntad que claridad , exclamó :
- Por ella... Por la más hermosa ... Por un amor imposible ...
Y los ojos del ingeniero se llenaron de lágrimas . Después , sin dejar de mirarme , volvió a sentarse , apurando el licor .
No sé cuánto tiempo permanecí en silencio , contemplando a mi compañero .
No fue el hecho de que hablara en ingles , ni tampoco la soberana curda , lo que me heló la sangre . Nuestro anfitrión y el << guía >> se hallaban tan borrachos que no podían distinguir sonido alguno. En cuanto a los sirvientes , probablemente tomaron la extraña lengua como lo que era : otra lengua propia de extranjeros , llegados quién sabía de dónde .
Fue el contenido del brindis lo que me sumió en la confusión . ¿ Como no me había dado cuenta ? ¿ Era ésta la razón de la anormal sequedad de Eliseo en las últimas horas de marcha ? ¿ Estaba enamorado ? ¿ Por eso había bebido ?
¡ Dios ! ¿ Qué estaba pasando ?
Y la intuición dibijó un rostro ...
Me negué a aceptarlo .
El cansancio me hacía ver lo que no existía . Mejor dicho , lo que no debía existir .
No... Eso era inviable , absurdo y loco.
Y súbitamente comprendí que me hablaba a mí mismo .
Allí terminó la lucha interior . Solicité el auxilio de uno de los criados y , cargando a mi hermano , nos retiramos a la habitación . Nakebos y Belsa , dormidos , no se enteraron .
Y quien esto escribe aguardó el amanecer . Fue una noche interminable y dolorosa . Muy dolorosa...
Autor : J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- Por ella... Por la más hermosa ... Por un amor imposible ...
Y los ojos del ingeniero se llenaron de lágrimas . Después , sin dejar de mirarme , volvió a sentarse , apurando el licor .
No sé cuánto tiempo permanecí en silencio , contemplando a mi compañero .
No fue el hecho de que hablara en ingles , ni tampoco la soberana curda , lo que me heló la sangre . Nuestro anfitrión y el << guía >> se hallaban tan borrachos que no podían distinguir sonido alguno. En cuanto a los sirvientes , probablemente tomaron la extraña lengua como lo que era : otra lengua propia de extranjeros , llegados quién sabía de dónde .
Fue el contenido del brindis lo que me sumió en la confusión . ¿ Como no me había dado cuenta ? ¿ Era ésta la razón de la anormal sequedad de Eliseo en las últimas horas de marcha ? ¿ Estaba enamorado ? ¿ Por eso había bebido ?
¡ Dios ! ¿ Qué estaba pasando ?
Y la intuición dibijó un rostro ...
Me negué a aceptarlo .
El cansancio me hacía ver lo que no existía . Mejor dicho , lo que no debía existir .
No... Eso era inviable , absurdo y loco.
Y súbitamente comprendí que me hablaba a mí mismo .
Allí terminó la lucha interior . Solicité el auxilio de uno de los criados y , cargando a mi hermano , nos retiramos a la habitación . Nakebos y Belsa , dormidos , no se enteraron .
Y quien esto escribe aguardó el amanecer . Fue una noche interminable y dolorosa . Muy dolorosa...
Autor : J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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