sábado, 26 de noviembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 24 de setiembre , lunes ( 14 )

Belsa , señalando el edificio de la siguiente aduana , trató de animar a estos exploradores . Nos hallábamos a poco más de veinte millas romanas de nuestro destino : Damiya . Eso significaba unas cinco horas de viaje . Y en mi mente se puso en pie la imagen del Maestro . Esta vez con más fuerza . ¿ Estávamos cerca ? ¿ Lo encontraríamos junto al Bautista ? ¿ O sólo eran imaginaciones y mi intenso deseo de volver a verlo ?
No muy lejos de Salem o Salim , en efecto , nos aguardaba el edificio que servía de aduana entre los territorios de la Decápolis y la Perea . Nos disponíamos a penetrar en este último , en aquellos tiempos bajo el control administrativo de uno de los hijos de Herodes el Grande , Herodes Antipas . El verdadero << dueño >> no era el << el viejo zorro >> , sino Roma ...
Esta vez no hubo esperas . El persa , con decisión , fue adelantando a los caminantes y a las carretas que hacían cola y con el niloticus sobre los anchos hombros , se aproximó a los publicanos . Eliseo y yo , asombrados , nos temimos lo peor . Y a nuestro paso , efectivamente , surgieron voces de protesta . Belsa , inmutable , se volvió hacía los airados judíos y gentiles y , sencillamente , los taladró con la mirada . No abrió la boca .
Entonces , los de las protestas guardaron silencio . Algunos , incluso , atemorizados , dieron un paso atrás . Y todos aceptaron que el individuo de la túnica roja y el sol en la frente los adelantara . Nosotros más perplejos si cabe , observamos a unos y yotro , sin saber que pensar .
¿ Quién era Belsa ? ¿ Por qué lo temian y lo reverenciaban ?
Los funcionarios , al verlo , olvidaron el registro de petates y mercancías y se volcaron en la persona de nuestro amigo (?) y acompañante . Todo fueron atenciones : agua de los manantiales de Enón , carne salada de la vecina << jungla >> o vino negro y recio del Hebrón , en las montañas de la Judea y , probablemente , requisados por las buenas o por las malas . Belsa aceptó un par de tiras de cecina de cerdo salvaje y guardó en su saco una pequeña bolsa de monedas . Aquello no me gustó . Definitivamente , el caravanero y fiel seguidor de Mitra no era lo que decía ser ...
Como imaginábamos , los publicanos le franquearon el paso , liberándolo del << peaje >> . Y nosotros con él.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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