viernes, 18 de noviembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 23 de setiembre , domingo ( 16 )

El viajero podía alquilarlos y trasladarse así con más comodidad y rapidez . Uno de estos << taxis >> a la Ciudad Santa - para una sola persona - costaba alrededor de quince denarios ( siempre negociables ), incluyendo comida y alojamiento . El sais o propietario del carro y de los caballos garantizaba absoluta seguridad y un máximo de día y medio de viaje . Un lienzo blanco amarrado al carro significaba que el << taxi >> se hallaba libre .
Lo pensamos y lo hablamos . El alquiler de uno de aquellos carros hubiera aliviado la marcha y , quizá , habría ayudado a una más rápida localización de Jesús . Lamentablemente , no disponíamos del suficiente dinero para afrontar dicho gasto y el que , sin duda , generaría la estancia fuera del Ravid . Podríamos haber cambiado uno de los diamantes , pero , francamente , no nos pareció el lugar adecuado.
El sais , además , no admitía la devolución del dinero - ni siquiera una parte- en el caso de que el viaje resultara interrumpido . Si estos exploradores encontraban al Maestro antes del ocaso , ¿ qué hacíamos con el carro ? Y movido por la intición , olvidé las ofertas . Seguiríamos a pie .
La inspección de la base de aprovisionamiento  - al margen de la compra de algunos vívires y del agua necesaría - fue otro fracaso . Allí no estaba Jesús o , al menos , no fuimos capaces de hallarlo . Nadie parecía conocerlo . Era lógico . En setiembre del año 25 , el Hijo del Hombre era un perfecto desconocido . Nadie supo darnos razón sobre el tal Yesúa , vecino de Nahum . Yesúa , o Jesús , los había a miles ...
Recorrimos , incluso , la confluencia del Jordán con su afluente , el Yavneel , interrogando a los trabajadores de las diez enormes ruedas de madera que extraían el agua de los ríos y la depositaban en otras tantas y gigantescas << piscinas >> o aljibes que suministraban a las poblaciones de la << metrópoli >> Ni funcionarios ni burreros - responsables de los onagros que hacían girar las norias día y noche - supieron a qué Jesús nos referíamos .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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