domingo, 20 de noviembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 23 de seriembre , domingo ( 21 )

Mi preocupación , en aquellos primeros momentos de la marcha , fue el agua . Habíamos cambiado de paisaje . Las exigencias , ahora , eran de otro tipo . De las montañas y la niece de la Gaulanitis pasamos a la sequedad del valle del Jordán , con temperaturas diurnas que , en ese final del verano , no descendían por debajo de los 25 grados Celsius . Un suplicio añadido .
Nuestras reservas eran suficientes . las antiguas calabazas utilizadas en el camino hacia el Hermón fueron reemplazadas por un odre de piel de cabra , adquirido en la base de aprovisionamiento . Lo que me inquietaba era el riesgo de contraer algún tipo de infección intestinal , tan frecuentes en aquel tiempo y en aquel lugar y , al mismo tiempo , tan peligrosas . Si el agua de los << trece hermanos >> se hallaba contaminada , podíamos sufrir un proceso diarreico agudo que , sin duda , entorpecería nuestro trabajo , sin contar , obviamente , con otras posibles enfermedades , tales como la disentería bacilar , las fiebres tifoideas , la amebiasis , el cólera , etc. Naturalmente , no fue posible potabilizar el agua mediante el sencillo procedimiento de la ebullición , pero traté de conjurar el peligro con las pertinentes dosis de tintura de yodo y de dixicilina ( 200 miligramos en el primer día y 100 al día durante las siguientes semanas ). Las cinco o diez gotas de yodo disueltas en el odre le daban un sabor no muy agradable al agua , pero nos resignamos . No había alternativa .
Aquel primer tramo fue una tortura . Y no por el terreno en sí , plano y en ligero ascenso . Necesitamos un tiempo para acostumbrarnos al asedio de los sais y de sus carros . Durante cinco largos kilómetros , los << taxis >> procedentes de la base de aprovisionamiento nos abordaron sin descanso , repitiendo la misma cantinela : << ¿ Jericó ?... ¿ Jerusalén ?... ¡ Barato !>>
Ante las negativas , los conductores insistían , rebajando precios y cerrándonos el paso con los caballos o jumentos . El final siempre fue el mismo . El sais , molesto , golpeaba las grupas , y los animales arrancaban con violencia , levantando un polvo espeso y asfixiante . Y el individuo se alejaba entre insultos y maldiciones.
Autor ; J,J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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