miércoles, 9 de noviembre de 2016

Caballo de Troya , El Diario del Mayor - Tomo 7 - 18 de setiembre , martes ( 48 )

Durante un tiempo permaneció embelesado , recorriendo las delicadas facciones de la criatura . Parecía estudiarlo y admirarlo .
Y quien esto escribe , respetuoso , disfrutó también con la imagen . Si aquel Hombre era un Dios , si Amós era una de sus criaturas , yo podía aproximarme un poco - no mucho - a los sentimientos del Maestro . Al igual que había sucedido con Aru , el negro << tatuado >> , una mezcla de piedad , admiración y amor se derramaba en la mirada del Galileo .
Era un Dios , sosteniendo la vida ...
Lehaim.
Pero ¿ cómo pude ser tan estúpido y engreido ? ¿ Yo , un absoluto inútil , comprendiendo los sentimientos del Maestro ?
El Galileo no resistió la tentación y , feliz , paseó el dedo índice izquierdo sobre la naricilla del bebé . Amós no reaccionó . Y el Maestro prosiguió las caricias , haciendo resbalar el dedo sobre los labios y el hoyuelo que apuntaba enla barbilla . El niño , lógicamente , despertó . Abrió los inmensos ojos celestes y , cuando todos esperábamos la tragedia , sonrió , mostrando el nacimiento de sus primeros dientes .
Jesús se precipitó entonces sobre el jonek y lo colmó de besos .
Eliseo y yo nos miramos . Era la primera vez que contemplábamos al Hijo del Hombre entregado a un bebé . Y los besos , sonoros y acompañados de múltiples arrumacos , se multiplicaron entre risas y el braceo del pequeño .
Fue en uno de esos manoteos cuando Amós , tan entusiasmado como el tío , hizo presa en las barbas del Galileo y tiró con fuerza . Y Jesús , dócil , permitió que el bebé siguiera jugando.
Aquella estampa me trajo otros recuerdos , no tan cálidos , acaecidos durante el traslado del patibulum , o madero transversal de la cruz , desde la fortaleza Antonia hasta el Gólgota ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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