Una larga fila de caminantes , con sus carros , jumentos y camellos ( en realidad , dromedarios ) , esperaban pacientemente su turno . Los publicanos , a la sombra de un improvisado cobertizo , se turnaban , codiciosos , en la revisión de las mercancias y de los bultos o enseres personales . Eran tres . Todos ellos con el distintivo de latón sobre las túnicas . Por detrás , a la izquierda del edificio de la aduana , sentados sobre el polvo y aprovechando el dudoso frescor de un tejadillo de juncos y ramas , dormitaban cinco soldados romanos . Las ropas , con el tradicional pantalón rojo ajustado hasta la mitad de la pierna , y las afiladas jabalinas o pilum , con bases de hierro , me hicieron pensar que estábamos ante una patrulla o un pelotón , integrante de una turma , una unidad de caballería , generalmente formada por treinta y tres jinetes . El sofocante calor y la ausencia del decurión o jefe de fila los habían llevado a prescindir de la pesada y molesta cota de malla , así como de los cascos de cuero . Todo , junto a las temibles gladius , las espadas de doble filo , reposaba a corta distancia .
Eliseo y yo nos miramos en silencio . Eran tropas auxiliares . Su ferocidad y malos modales eran bien conocidos . Este explorador ya había tenido una amarga experiencia con dos de ellos en el camino de Nahum a Saidan. Era preciso actuar con cautela .
Y , lentamente , nos fuimos acercando a los funcionarios ...
Por delante de estos exploradores , aguardando turno , se hallaban tres judíos - galileos , a juzgar por su cerrado acento - que conducían un alto camello de pelo suave y rojizo , con dos enormes canastas a cada lado de la joroba .
Al principio no presté mayor atención . Parecían comerciantes , como tantos otros ...
Eran jóvenes.
Los vi susurrar entre ellos y mirar a los soldados con desconfianza . Imaginé que , como la mayor parte de los hebreos , la presencia de los odiados kittim les revolvía el estómago . Por supuesto , pero había más...
Y cuando les tocó el turno uno de los publicanos los interrogó sobre la naturaleza del cargamento.
- Cebollas ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Eliseo y yo nos miramos en silencio . Eran tropas auxiliares . Su ferocidad y malos modales eran bien conocidos . Este explorador ya había tenido una amarga experiencia con dos de ellos en el camino de Nahum a Saidan. Era preciso actuar con cautela .
Y , lentamente , nos fuimos acercando a los funcionarios ...
Por delante de estos exploradores , aguardando turno , se hallaban tres judíos - galileos , a juzgar por su cerrado acento - que conducían un alto camello de pelo suave y rojizo , con dos enormes canastas a cada lado de la joroba .
Al principio no presté mayor atención . Parecían comerciantes , como tantos otros ...
Eran jóvenes.
Los vi susurrar entre ellos y mirar a los soldados con desconfianza . Imaginé que , como la mayor parte de los hebreos , la presencia de los odiados kittim les revolvía el estómago . Por supuesto , pero había más...
Y cuando les tocó el turno uno de los publicanos los interrogó sobre la naturaleza del cargamento.
- Cebollas ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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