martes, 22 de noviembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 23 de setiembre , domingo ( 31 )

Todo un << lujo >> , colonizado , eso sí , por un escuadrón de fetidas y amenazadoras chinches , los huéspedes permanentes de la << inolvidable posada >> de Yardena . En uno de los muros , alguien - no muy satisfecho - había dejado un par de frases : << Los clientes veraniegos ( se refería a las chinches ) no me han dejado dormir . Paga tú la limpieza de la pared.>>
Salimos del antro y buscamos oxígeno . Los primeros luceros parpadeaban ya en el firmamento . No teníamos opción . Pasaríamos la noche en el recinto aunque , naturalmente , al aire libre . La busqueda del Maestro quedó aplazada .
Y durante unos minutos dediqué mi atención al inútil rastreo del Ravid . Nos hallábamos muy lejos . Según mis cálculos , a treinta y cuatro kilómetros en línea recta . Demasiada distancia para distinguir el abanico luminoso que debería proyectar hacia el cielo el << ojo del cíclope >>, en el supuesto de una grave avería en la  <<cuna >> . El terreno , además , nos favorecía . Yaderma se encontraba a 224 metros por debajo del nivel del Mediterráneo , y el monte Arbel - por delante del Ravid -, con sus 181 metros , hacía las veces de pantalla , ocultando la nave ( el módulo fue estacionado en la cumbre del Ravid , a 138 metros ) . No nos quedaba ni la posibilidad de conexión con Santa Claus mediante el Láser de larga distancia . Y el recuerdo de la última avería me intranquilizó.
Pero estábamos donde estábamos . Era preciso seguir . De ese << problema >> nos ocuparíamos a su debido tiempo ...
Fue entonces cuando oímos las voces . Procedían de un grupo de individuos - posibles clientes del albergue - que ceneban alrededor de una gran marmita .
Discutían .
Mi hermano y yo , incapaces de soportar un nuevo incidente , nos mantuvimos alejados  . Y nos dispusimos a dar buena cuenta de las provisiones compradas en los << trece hermanos >>.
Eliseo , pendiente de la discusión , fue el primero en hacer una señal , recomendandome que escuchara . Al hacerlo , me sobresalté . E interrogué al ingeniero con la mirada . ¿ Había oído lo que creía haber oído ?
Así era ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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