Eliseo, todavía agitado por la reciente carrera , me interrogó alarmado .
Solicité calma . De momento , todo iba bien...
El patrón hizo una segunda señal y el jovencito que acompañaba a la mujer tomó una larga flauta de caña e inició una dulce y melancólica melodía . Parecía una adaptación del kaddisch, una hermosa oración judía que se recitaba y se cantaba en los funerales , y en la que se glorificaba al Dios de la vida ...
Y así navegamos durante casi tres horas.
El mot , propiedad del fenicio , era uno de los barcos autorizados por la estricta legislación judía para el transporte regular de cadáveres a lo largo y ancho del mar de Tiberíades . Dada la rigurosa prohibición de tocar o aproximarse a un difunto , los fanáticos religiosos optaron por delegar en los paganos para la necesaría labor de transporte , tanto por tierra como por las aguas del yam.
Los escrúpulos de los judíos ( al menos de los más rigoristas ), a la hora de conservar la pureza exigida por Yavé , llegaban a extremos de pesadilla .. El Hijo del Hombre tuvo muchos problemas con este delicado asunto ...
Los mot , por ejemplo , al igual que los sepulcros , debian distinguirse en la distancia . Por eso eran pintador de blanco . Era la señal . Eran barcos << prohibidos >> . Nadie , entre los fieles observadores de la Ley , se acercaba a ellos . La presencia de un cadáver en el navío significaba contaminación , y eso , a su vez un dinero extra ( sólo los sacerdotes - previo pago - estaban autorizados a << limpiar >> este tipo de << impurezas >> ). Y los gentiles responsables del transporte guardaban especial cuidado en satisfacer las obsesivas normas judías . Todo , como digo , aparecía pintado en blanco : casco , cubierta , palos , velas, cuadernas y hasta los cuencos y marmitas utilizados para la comida y la bebida . Los tripulantes , por supuesto , por supuesto , también vestían de blanco. Cuando otros barcos divisaban un mot , variaban el rumbo , alejándose del transporte funerario. Al atracar en opuerto sucedía lo mismo : las gentes procuraban distanciarse , evitando todo contacto . De ahí , al miedo y a la superstición sólo había un paso ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Solicité calma . De momento , todo iba bien...
El patrón hizo una segunda señal y el jovencito que acompañaba a la mujer tomó una larga flauta de caña e inició una dulce y melancólica melodía . Parecía una adaptación del kaddisch, una hermosa oración judía que se recitaba y se cantaba en los funerales , y en la que se glorificaba al Dios de la vida ...
Y así navegamos durante casi tres horas.
El mot , propiedad del fenicio , era uno de los barcos autorizados por la estricta legislación judía para el transporte regular de cadáveres a lo largo y ancho del mar de Tiberíades . Dada la rigurosa prohibición de tocar o aproximarse a un difunto , los fanáticos religiosos optaron por delegar en los paganos para la necesaría labor de transporte , tanto por tierra como por las aguas del yam.
Los escrúpulos de los judíos ( al menos de los más rigoristas ), a la hora de conservar la pureza exigida por Yavé , llegaban a extremos de pesadilla .. El Hijo del Hombre tuvo muchos problemas con este delicado asunto ...
Los mot , por ejemplo , al igual que los sepulcros , debian distinguirse en la distancia . Por eso eran pintador de blanco . Era la señal . Eran barcos << prohibidos >> . Nadie , entre los fieles observadores de la Ley , se acercaba a ellos . La presencia de un cadáver en el navío significaba contaminación , y eso , a su vez un dinero extra ( sólo los sacerdotes - previo pago - estaban autorizados a << limpiar >> este tipo de << impurezas >> ). Y los gentiles responsables del transporte guardaban especial cuidado en satisfacer las obsesivas normas judías . Todo , como digo , aparecía pintado en blanco : casco , cubierta , palos , velas, cuadernas y hasta los cuencos y marmitas utilizados para la comida y la bebida . Los tripulantes , por supuesto , por supuesto , también vestían de blanco. Cuando otros barcos divisaban un mot , variaban el rumbo , alejándose del transporte funerario. Al atracar en opuerto sucedía lo mismo : las gentes procuraban distanciarse , evitando todo contacto . De ahí , al miedo y a la superstición sólo había un paso ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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