miércoles, 12 de abril de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 8 - del 5 al 13 de enero ( 43 )

El afluente , como dijeron los vendedores , formaba en aquel lugar un gigantesco meandro , en forma de herradura , de unos setecientos u ochocientos metros de diámetro . Era el nahal  Artal , otra e las corrientes secundarias que regaban el este del JOrdán , muriendo frente a las referidas  << once lagunas >> , al sur de Ruppin . Como ya indiqué , el tramo norte del Jordán , entre el mar de Tiberíades y el río Kufrinja , que desembocaba en la localidad de Juneidiyya , era rico en este tipo de grandes curvas , ocasionadas por las características del terreno , sembrado de materiales muy duros , especialmente basalto , que obligaba a las aguas a doblegarse y a buscar caminos más fáciles .
Después lo supe . Aunque los judíos designaban el enorme meandro con el citado nombre de << Ahari >> , los habitantes de la zona , paganos en su mayoría , preferían la designación en griego : << Omega >>, por la semejanza de la curva con la letra griega en cuestión . Entonces no caí en la cuenta . Fue después , al suceder lo que sucedió , cuando comprendí que ambos términos - << Ahari >> y << Omega >> - tenían una íntima relación ...
Pero no debo precipitarme .
Al poco , efectivamente , descubrí gente . Aparecían en la orilla opuesta , entre los árboles . Me había equivocado al legir la margen izquierda del arroyo . Era el campamento de los inevitables seguidores . Sumé veinte o treinta tiendas , repartidas por el bosque . Eso representaba alrededor de trecientas personas . Los entusiastas y curiosos habían aumentado , desde los días de Enaván , en las cercanías de Salem . Todo parecía tranquilo . No llegué a distinguir a Yehohanan , y tampoco al grupo de discípulos . Eso me inquietó .
Y durante un rato me senté en la orilla , examiné el lugar y a los acampados , y tomé referencias , según mi costumbre .
Omega era un apretado bosquen , conalgunos pequeños claros , muy pocos . Dominaban los tamariscos y un matorral bajo , parecido a la siempreviva , que teñía los pies de la arboleda de un violeta hermoso y relajante . Pero lo que llamaba la atención en la gran << herradura >> eran unos árboles de unos veinte metros de altura , muy hermanados , ocupando prácticamente la totalidad del meandro , con enormes flores blancas , colgantes como pañuelos al aire . La menor brisa las hacía oscilar . En la distancia , uno tenía la sensación de que era saludado por miles de amigos . Para mí fue el bosque de los << pañuelos >>.
Autor : J.J. Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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