sábado, 23 de agosto de 2014

Caballo de Troya - Tomo 1 - Nuevamente en Washington ( 33 )

Traté de recobrar el pulso y lo dejé sonar un par de veces . Al descolgarlo reconocí la voz del recepcionista  :
- Disculpe , señor - anunció el empleado en un tono muy poco convicente  -, ¿ me dijo usted que le llamara a las cinco y media o a las seis y media ...?
Me dieron ganas de ponerle como un trapo . Pero disimule , dando por sentado que junto al recepcionista debía encontrarse alguno de los agentes , si no los dos ..
- A las seis ymedia , por favor - respondí con voz seca y cortante .
- Disculpe , señor ...Ha sido un error.
Acepté las disculpas y , por lo que pudiera ocurrir , me desnudé , dando buena cuenta del olvidado almuerzo . Eran las cinco y media de la tarde . Si el FBI tragaba el cebo y estimaba que todo había sido una confusión y que yo no me había movido para nada de mi habitación , quizá aquellas últimas horas en Washington no fueran demasiado defíciles . Pero , ¿ y si no era así ?
Había que salir de dudas.
Y empecé a maquinar un nuevo plan. Era necesario que averiguase  hasta qué punto creían en mis palabras .
Mi preocupación , como es fácil adivinar , estaba centrada en los documentos . Tenía que ponerlos a salvo a cualquier precio . Pero , ¿ cómo ? Pasé más de media hora reconociendo y explorando hasta el último rincón de la habitación . Sin embargo , ninguno de los posibles escondites me parecó lo suficientemente seguro . LLegué, incluso , a desenrroscar la alcachofa de la ducha , considerando la posibilidad de enrollar y ocultar parte del diario del mayor en el tubo que sobresalía algo más de 35 centímetros  de la pared del baño . Gracias a Dios , el instinto o la intuición - o ambos a un mismo tiempo - me hicieron recelar y , finalmente , me decidí por la solución más simle  y arriesgada . Perforé cuidadosamente el segundo cilindro y extraje otro paquete de folios  , igualmente protegido en una funda de plástico transparente  y minuciosamente grapada .
Arrojé todas las grapas en el interior de la botella de vino , que había quedado medio vacía , y con la ayuda de varias tiras de cinta adhesiva , sujeté ambos mazos de folios a mi pecho y espalda , respectivamente.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez


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