Esto me hizo pensar que el gobernador y sus hombres no tendrían más remedio que escuchara Caifás y a los saduceos < a las puertas >> del pretorio . ( Casi seguro - deduje -, muy cerca de esas escalinatas que acabo de subir . ) Y dispuse mi << vara de Moisés >> para el que iba a ser el primer encuentro oficial de Poncio con los miembros del Sanedrín .
En efecto , hacia las ocho y quince minutos de aquella mañana del viernes , 7 de abril , el obeso gobernador apareció en lo alto de la escalera central del hall donde yo esperaba . Venía acompañado de Civilis y de tres o cuatro centuriones más .
Al verme se apresuró a bajar las escalinatas , saludándome con el brazo en alto . Poncio había cambiado la indumentaria . En esta ocasión , y dada su calidad de representante del César , se había enfundado en una coraza de metal , corta y << musculada >> , bellamente trabajada y brillante como un espejo , al estilo de los mejores blindajes griegos de la época . Bajo la armadura lucía una túnica corta de seda , de media manga , de color hueso , meticulosamente planchada y rematada con flecos de oro . El voluminoso vientre del gobernador sobresalía por debajo de la coraza , proporcionándole un perfil poco caballeresco .
Al rededor de su cuello y colgando por la espalda traía un manto o sagum de una tonalidad burdeos >> muy apagada . Pero lo que más me llamó la atención fueron sus piernas : aparecñian totalmente ceñidas con bandas de lino . Aquello me hizo sospechar que padecía de varices .
El centurión jefe le había puesto en antecedentes de mis deeos y de ese << presagio >> celeste que había adelantado a Civilis y , sin poder contener su morbosidad , me interrogó , al tiempo que me invitaba a caminar junto a él hacia la puerta de entrada a su residencia .
Le expliqué como pude que << los astros habían anunciado para esa misma mañana un funesto augurio y que , por el bien de todos , extremase sus precauciones ... >> .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
En efecto , hacia las ocho y quince minutos de aquella mañana del viernes , 7 de abril , el obeso gobernador apareció en lo alto de la escalera central del hall donde yo esperaba . Venía acompañado de Civilis y de tres o cuatro centuriones más .
Al verme se apresuró a bajar las escalinatas , saludándome con el brazo en alto . Poncio había cambiado la indumentaria . En esta ocasión , y dada su calidad de representante del César , se había enfundado en una coraza de metal , corta y << musculada >> , bellamente trabajada y brillante como un espejo , al estilo de los mejores blindajes griegos de la época . Bajo la armadura lucía una túnica corta de seda , de media manga , de color hueso , meticulosamente planchada y rematada con flecos de oro . El voluminoso vientre del gobernador sobresalía por debajo de la coraza , proporcionándole un perfil poco caballeresco .
Al rededor de su cuello y colgando por la espalda traía un manto o sagum de una tonalidad burdeos >> muy apagada . Pero lo que más me llamó la atención fueron sus piernas : aparecñian totalmente ceñidas con bandas de lino . Aquello me hizo sospechar que padecía de varices .
El centurión jefe le había puesto en antecedentes de mis deeos y de ese << presagio >> celeste que había adelantado a Civilis y , sin poder contener su morbosidad , me interrogó , al tiempo que me invitaba a caminar junto a él hacia la puerta de entrada a su residencia .
Le expliqué como pude que << los astros habían anunciado para esa misma mañana un funesto augurio y que , por el bien de todos , extremase sus precauciones ... >> .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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