Herodes se encogió de hombros y regresó a su colchón de plumas . Uno de los criados , posiblemente un eunuco , a juzgar por sus anillos en las orejas y sus caderas y ademanes feminoides , se arrodilló ante el tretarca , procediendole a calzarle . Aquellas sandalias con cintas doradas me llamaron la atención . Ambas plantas aparecían cubiertas con una serie de finísimas almohadillas . Una vez ajustadas , Antipas se puso nuevamente en pie y , ante mi sorpresa , bajo el peso de su cuerpo , aquellas bolsitas empezaron a rezumar un líquido transparente y olorosos . ¡ Eran << vaporizadores >> ! ( una especie de desodorante que había empezado a hacer furor entre las clases adineradas de Roma y Grecia y que eliminaba en buena medida los desagradables olores de la transpiración) .
Antipas no se rendía y trató de que el Maestro le divirtiera con alguno de sus prodigios . Tomó una bandeja de plata en la que se alineaban unas pequeñas tiras de carne y presentándoselas a Jesús , le increpó en los siguientes términos :
- Si tu has sido capaz de mmultiplicar panes y peces , supongo que no te resultará muy difícil hacer otro tanto con estas lenguas de flamenco ... ¿ Serías tan amable ?
El silencio fue la única respuesta . Y Herodes , que había pasado de la burla a la cólera , levantó la pieza de metal , dejando caer su manjar favorito sobre la cabeza y hombros del rabí.
La ocurrencia fue respaldada al momento por las risas de sus acólitos . Pero el Maestro no se conmovió .
La grotesca escena se vio interrumpida por la súbita llegada de una mujer . Antipas , al verla , se apresuró a acudir a su encuentro , tomándola por una mano y conduciéndola frente a Jesús . A pesar de haber cruzado la barrera de los cuarenta , la belleza de Herodías , la amante de Antipas , resultaba excitante . Su vestimenta constaba únicamente de una serie de gasas de Malta que formaban una doble túnica y que transparentaban una piel aceitunada . Su cabeza presentaba una cinta blanca que aprisionaba las sienes y sobre las que se alzaban tres pisos de trenzas tan negras como sus ojos . Aquel complicado peinado estaba rematado en su cúspide por pequeñas caracolas , hechas de rizos cilíndricos .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Antipas no se rendía y trató de que el Maestro le divirtiera con alguno de sus prodigios . Tomó una bandeja de plata en la que se alineaban unas pequeñas tiras de carne y presentándoselas a Jesús , le increpó en los siguientes términos :
- Si tu has sido capaz de mmultiplicar panes y peces , supongo que no te resultará muy difícil hacer otro tanto con estas lenguas de flamenco ... ¿ Serías tan amable ?
El silencio fue la única respuesta . Y Herodes , que había pasado de la burla a la cólera , levantó la pieza de metal , dejando caer su manjar favorito sobre la cabeza y hombros del rabí.
La ocurrencia fue respaldada al momento por las risas de sus acólitos . Pero el Maestro no se conmovió .
La grotesca escena se vio interrumpida por la súbita llegada de una mujer . Antipas , al verla , se apresuró a acudir a su encuentro , tomándola por una mano y conduciéndola frente a Jesús . A pesar de haber cruzado la barrera de los cuarenta , la belleza de Herodías , la amante de Antipas , resultaba excitante . Su vestimenta constaba únicamente de una serie de gasas de Malta que formaban una doble túnica y que transparentaban una piel aceitunada . Su cabeza presentaba una cinta blanca que aprisionaba las sienes y sobre las que se alzaban tres pisos de trenzas tan negras como sus ojos . Aquel complicado peinado estaba rematado en su cúspide por pequeñas caracolas , hechas de rizos cilíndricos .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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