Cuando Poncio terminó de explicar a la muchedumbre la presenciade Jesús en aquel tribunal , dejando bien claro que << él no veía en aquel hombre razones que justificases dicha sentencia >> , formuló una segunda pregunta :
- ¿ A quién querúis que libre ? ¿ A Barrabas , el asesino , o a este Jesús de Galilea ?
Por un instante , los cientos de hebreos quedaron atónitos . No se produjo una respuesta fulminante . Aquella gente , eso fue evidente , dudó .
Caifás y los saduceos se dieron cuenta del grave riesgo que suponía aquel silencio y , adelantándose hacia Pilato , gritaron con fuerza :
- ¡ Barrabás ...! ¡ Barrabás !
La iniciativa de los sanedritas tuvo un rápido eco . Desde diferentes puntos del atestado patio se levantaron otras voces pertenecientes sin duda a los judíos sobornados , que clamaron también por la liberación del revolucionario . Y en cuestión de segundos , la masa entera imitó a los sacerdotes , uniéndose al coro de Caifás .
Fue inútil que Juan Zebedeo se quebrara casi la garganta , gritando el nombre de su Maestro . Su voz quedó sepultada por un << ¡ Barrabás ! >> rotundo y generalizado , repetido una y otra vez hasta que el gobernador , levantando los brazós , pidió silencio .
En los ojos de Poncio había una llamarada de odio hacia aquellos saduceos , flagrantes inductores de una masa amorfa e ignorante . Como dije , la irritación del gobernador romano no tenía su origen en el hecho circunstancial de que aquel Galileo pudiera ser o no sentenciado . Lo que le encolerizaba era , precisamente , que su decisión de poner en libertad al Maestro se viera olimpicamente despreciada por la casta sacerdotal.
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez+
- ¿ A quién querúis que libre ? ¿ A Barrabas , el asesino , o a este Jesús de Galilea ?
Por un instante , los cientos de hebreos quedaron atónitos . No se produjo una respuesta fulminante . Aquella gente , eso fue evidente , dudó .
Caifás y los saduceos se dieron cuenta del grave riesgo que suponía aquel silencio y , adelantándose hacia Pilato , gritaron con fuerza :
- ¡ Barrabás ...! ¡ Barrabás !
La iniciativa de los sanedritas tuvo un rápido eco . Desde diferentes puntos del atestado patio se levantaron otras voces pertenecientes sin duda a los judíos sobornados , que clamaron también por la liberación del revolucionario . Y en cuestión de segundos , la masa entera imitó a los sacerdotes , uniéndose al coro de Caifás .
Fue inútil que Juan Zebedeo se quebrara casi la garganta , gritando el nombre de su Maestro . Su voz quedó sepultada por un << ¡ Barrabás ! >> rotundo y generalizado , repetido una y otra vez hasta que el gobernador , levantando los brazós , pidió silencio .
En los ojos de Poncio había una llamarada de odio hacia aquellos saduceos , flagrantes inductores de una masa amorfa e ignorante . Como dije , la irritación del gobernador romano no tenía su origen en el hecho circunstancial de que aquel Galileo pudiera ser o no sentenciado . Lo que le encolerizaba era , precisamente , que su decisión de poner en libertad al Maestro se viera olimpicamente despreciada por la casta sacerdotal.
Autor :J.J.Benitez
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Antonio Martinez+
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