Una vez que Simón el Zelote hubo hablado , Bartolomé pidió calma y recordó a sus amigos las continuadas enseñanzas sobre la no violencia que les había impartido Jesús . El apóstol , con una gran cordura , refrescó la memoria de los excitados discípulos , hablándoles de las palabras que había pronunciado el rabí aquella misma noche y a traves de las cuales había ordenado que protegieran y conservaran sus vidas , en espera del momento crucial de la dispersión y de la propagación del reino de los cielos .
La tesis de Bartolomé fue apoyada vivamente por Santiago , el hermano de Juan Zebedeo , quien explicó también a sus compañeros cómo Pedro , algunos de los griegos y él mismo habían desenvainado sus espadas en el momento de la captura de Jesús y cómo el Maestro les había invitado a que guardaran las armas.
Los ánimos , al parecer , fueron apaciguándose . Después intervinieron también Felipe y Mateo y por último Tomás , que insistió - con su característico sentido práctico - en la necesidad de << no exponerse a peligros mortales >> , tal y como Jesús había sugerido a su amigo Lázaro . Los razonamientos de Tomás - rogando a los discípulos que se dispersasen en espera de nuevos acontecimientos - terminaron por doblegarn el ansia de lucha de los seguidores del Cristo y los discípulos desaparecieron definitivamente .
Hacia las dos y media o tres menos cuarto de esa madrugada , el huerto quedó desierto . Sólo David Zebedeo y un reducido grupo de mensajeros continuaron en el campamento , preparándose para una misión que , como ya insinué , resultaría vital . El intrépido discípulo supo organizarse de tal forma que , bien a través de Juan Zebedeo , de Jose de Arimatea y de otros << agentes >> , pudo disponer de una notable y precisa informaciónsobre el discurrir de los acontecimientos . Cada hora aproxímadamente , uno de sus veloces mensajeros se entrevistaba con los anteriormente citados , trasladando las noticias al improvisado << cuartel general >> de Getsemaní . Desde allí , a su vez , David enviaba a otros << correos >> a los puntos donde habían acordado ocultarse los apóstoles : cinco de ellos - Bartolomé , Felipe , los gemelos y Tomás en las aldeas de Betfagé y Betania . Los cuatro restantes - Simón Zelote , Santiago , Tomás y Andrés - en Jerusalén .
Autor : J.J.benitez
Antonio Martinez
La tesis de Bartolomé fue apoyada vivamente por Santiago , el hermano de Juan Zebedeo , quien explicó también a sus compañeros cómo Pedro , algunos de los griegos y él mismo habían desenvainado sus espadas en el momento de la captura de Jesús y cómo el Maestro les había invitado a que guardaran las armas.
Los ánimos , al parecer , fueron apaciguándose . Después intervinieron también Felipe y Mateo y por último Tomás , que insistió - con su característico sentido práctico - en la necesidad de << no exponerse a peligros mortales >> , tal y como Jesús había sugerido a su amigo Lázaro . Los razonamientos de Tomás - rogando a los discípulos que se dispersasen en espera de nuevos acontecimientos - terminaron por doblegarn el ansia de lucha de los seguidores del Cristo y los discípulos desaparecieron definitivamente .
Hacia las dos y media o tres menos cuarto de esa madrugada , el huerto quedó desierto . Sólo David Zebedeo y un reducido grupo de mensajeros continuaron en el campamento , preparándose para una misión que , como ya insinué , resultaría vital . El intrépido discípulo supo organizarse de tal forma que , bien a través de Juan Zebedeo , de Jose de Arimatea y de otros << agentes >> , pudo disponer de una notable y precisa informaciónsobre el discurrir de los acontecimientos . Cada hora aproxímadamente , uno de sus veloces mensajeros se entrevistaba con los anteriormente citados , trasladando las noticias al improvisado << cuartel general >> de Getsemaní . Desde allí , a su vez , David enviaba a otros << correos >> a los puntos donde habían acordado ocultarse los apóstoles : cinco de ellos - Bartolomé , Felipe , los gemelos y Tomás en las aldeas de Betfagé y Betania . Los cuatro restantes - Simón Zelote , Santiago , Tomás y Andrés - en Jerusalén .
Autor : J.J.benitez
Antonio Martinez
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