Al principio , al notar la intensa mirada de Civilis , no asocié el texto de la misiva de Prócula con la aguda superstición que dominaba al gobernador y con el augurio que yo me había atrevido a formular en presencia del centurión . Fue poco despues , cuando nos dirigíamos al patio central de la fortaleza para asistir a la flagelación del Maestro , cuando el oficial - jefe recordó mis palabras sobre el extraño suceso celeste que yo había pronosticado para aquella mañana , vinculándolo al misterioso << sueño >> de la mujer . Todo aquello , al parecer , habia influido - y no poco - en Poncio . Quizá por ello , tras la lectura del mesaje de su esposa , el gobernador , con voz temblorosa , se dirigió nuevamente a la multitud , preguntándole :
- ¿ Por qué queréis crucificarle ..? ¿ Qué daño os causado ?
Los sacerdotes percibieron inmediatamente la creciente debilidad del representante del César y se ensañaron con él , vociferando sin descanso :
- ¡ Crucifícale ! ... ¡ Crucifícale !...
El paroxismo de los judíos llegó a tal extremo que la siguiente pregunta de Poncio apenas si fue oída :
- ¿ Quién quiere testimoniar contra él ?
La muchedumbre sólo sabía repetir una única palabra :
- ¡ Crucifícale !
En vista de aquel tumulto , Civilis desenvainó su espada y , levantándola por encima de su casco , se dispuso a dar la señal para que sus hombres entraran en acción . Pero Pilato obligó al centurión a envainar su arma . Y agitando las palmas de sus manos pidió silencio . Poco a poco , aquellos fanáticos fueron recobrando la calma . Y el gobernador , haciendo caso omiso de las anteriores peticiones del populacho , repitió su pregunta :
- Os pido una vez más que me digais qué preso deseáis que liberemos en este día de Pascua .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¿ Por qué queréis crucificarle ..? ¿ Qué daño os causado ?
Los sacerdotes percibieron inmediatamente la creciente debilidad del representante del César y se ensañaron con él , vociferando sin descanso :
- ¡ Crucifícale ! ... ¡ Crucifícale !...
El paroxismo de los judíos llegó a tal extremo que la siguiente pregunta de Poncio apenas si fue oída :
- ¿ Quién quiere testimoniar contra él ?
La muchedumbre sólo sabía repetir una única palabra :
- ¡ Crucifícale !
En vista de aquel tumulto , Civilis desenvainó su espada y , levantándola por encima de su casco , se dispuso a dar la señal para que sus hombres entraran en acción . Pero Pilato obligó al centurión a envainar su arma . Y agitando las palmas de sus manos pidió silencio . Poco a poco , aquellos fanáticos fueron recobrando la calma . Y el gobernador , haciendo caso omiso de las anteriores peticiones del populacho , repitió su pregunta :
- Os pido una vez más que me digais qué preso deseáis que liberemos en este día de Pascua .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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