De pronto , uno de los sayones se adelantó y agarrando el taparrabo de Jesús se lo arrebató con un golpe brusco , dejándole totalmente desnudo .
La rotura de las cintas que sujetaban el taparrabo provocó un súbito e intenso dolor en los genitales de Jesús . Su cuerpo se estremeció y sus rodillas se doblaron por primera vez .
Al verle desnudo , la soldadesca estalló en una carcajada general . Pero las burlas fueron zanjadas por la llegada de Poncio . Y sin más preámbulos , el gobernador ordenó a los verdugos que procedieran . En mitad de un silencio expectante , el más alto , situado a la derecha del Maestro , levantó su flagrum de triple cola , lanzando un terrorífico latigazo sobre la espalda de Jesús , al timpo que cantaba el primero de los golpes :
- ¡ Unus !
La descarga fue tan brutal que las rodillas del reo se doblaron , clavándose en el enlosado de caliza con un sonido seco . Pero , en un movimiento reflejo , el Galileo volvió a incorporarse , al tiempo que el segundo verdugo descargaba un nuevo golpe con su bífido flagrum.
- ¡ Duo ... !
- ¡ Tres .... !
- ¡ Quattour .... !
Aquellos soldados , consumados profesionales , manejaban los látigos haciendo girar simplemente sus muñecas .
De esta forma , las correas se rizaban , consiguiendo un maxímo efecto con un mínimo esfuerzo.
- ¡ Quinque !
El entrechocar de los huesecillos y de las bolas de metal fueron el único sonido perceptible durante los primeros minutos . Jesús , totalmente encorvado , no había dejado escapar aún un sólo gemido .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
La rotura de las cintas que sujetaban el taparrabo provocó un súbito e intenso dolor en los genitales de Jesús . Su cuerpo se estremeció y sus rodillas se doblaron por primera vez .
Al verle desnudo , la soldadesca estalló en una carcajada general . Pero las burlas fueron zanjadas por la llegada de Poncio . Y sin más preámbulos , el gobernador ordenó a los verdugos que procedieran . En mitad de un silencio expectante , el más alto , situado a la derecha del Maestro , levantó su flagrum de triple cola , lanzando un terrorífico latigazo sobre la espalda de Jesús , al timpo que cantaba el primero de los golpes :
- ¡ Unus !
La descarga fue tan brutal que las rodillas del reo se doblaron , clavándose en el enlosado de caliza con un sonido seco . Pero , en un movimiento reflejo , el Galileo volvió a incorporarse , al tiempo que el segundo verdugo descargaba un nuevo golpe con su bífido flagrum.
- ¡ Duo ... !
- ¡ Tres .... !
- ¡ Quattour .... !
Aquellos soldados , consumados profesionales , manejaban los látigos haciendo girar simplemente sus muñecas .
De esta forma , las correas se rizaban , consiguiendo un maxímo efecto con un mínimo esfuerzo.
- ¡ Quinque !
El entrechocar de los huesecillos y de las bolas de metal fueron el único sonido perceptible durante los primeros minutos . Jesús , totalmente encorvado , no había dejado escapar aún un sólo gemido .
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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