lunes, 16 de enero de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - del 28 de octubre al 4 de noviembre ( 2 )

El silencio , con seguridad , era el sello de Enaván . Sólo los manantiales y las aves se atrevían a alzar la voz , y siempre discretamente .
Fue simple . Reconocí el estilo del Anunciador a distancia ...
Al sur de uno de los embalses - el que llamaban << tercer yam >>- , en la orilla , se alzaba un solitario árbol de mediana corpulencia . De sus ramas colgaban los familiares ostracones  o trozos de vasijas que había tenido ocasión de ver en la sófora del << vado de las Columnas >> . Muy cerca brotaban dos fuentes . Ambas impetuosas y con una singular característica : de una manaba agua fría ; de la otra , separada poco más de un metro . surgía un caño templado , a unos treinta grados Celsius . Los chorros brincaban desde una peña , a unos cinco metros sobre el nivel del lago , formando una doble y << divertida >> cascada . La llamaban te ´omin ( << gemelos >>) La fría era agua potable . La caliente , en cambio , se presentaba ligeramente salada . Ofrecían un asombroso contraste .
Abner y los suyos me reconocieron y se apresuraron a daeme la bienvenida , abrazándome y besándome .
- Ésrin (  << veinte >> ) ha regresado ...
Quedé sorprendido . El grupo había crecido considerablemente . Ahora sumaban treinta hombres .
Seguían manteniendo el guilgal o círculo de piedras . En esta ocasión lo habían trazado alrededor del mencionado y solitario árbol , muy cerca del agua . Los campesinos lo llamaban << árbol de hierro >> . Al retornar al Ravid , Santa Claus me puso al corriente . Se trataba de una especie no muy frecuente en Palestina . Los griegos le dieron el nombre de métra sideros o << médula de hierro >> a causa de la dureza de su madera . Florecía en un rojo << marte >> , con flores provistas de una fuerte nerviación que proporcionaban el aspecto de melena al viento . Para mí , desde esos momentos , fue el árbol << de la cabellera >>.
En los alrededores , entre las lagunas , cerca de los manantiales , acampaban curiosos y seguidores . En un principio , menos numeroso que en el << vado de las Columnas . Casi no vi vendedores y tampoco tullidos , enfermos , olos inevitables pícaros que contrataban sus servicios y los de sus parihuelas . Deduje que el lugar , más apartado que Damiya , era la causa de esta aparente calma . Me alegré . Yo tembién necesitaba un mínimo de paz .
Autor : J.J.Beniitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto